"Forfitting", esperada herramienta para financiar exportaciones

Luego de décadas de espera, finalmente el BICE cuenta con una línea de crédito para el financiamiento de exportaciones que no compromete el patrimonio de los fabricantes argentinos. Una herramienta imprescindible en el mercado internacional contemporáneo.

La Argentina adolece, desde el inicio de su aún pendiente proceso de industrialización, de una escases crónica de divisas, dólares estadounidenses principalmente, para sostener el nivel de importaciones que precisa para mantener adecuados niveles de consumo y el funcionamiento de su propia industria. En los ejemplos internacionales de desarrollo tardío, entre los que se destacan los llamados “tigres asiáticos”, con Corea del Sur a la cabeza, una de las características comunes y sobresalientes que lograron todos esos países fue establecerse internacionalmente como fuertes exportadores de bienes y servicios de alto valor agregado.

Las exportaciones de alto valor agregado no traen sólo beneficios en términos contables de las balanzas comercial y de pagos, sino que permiten el desarrollo de ventajas económicas dinámicas, de un entramado productivo complejo y de niveles crecientes de autonomía. Las ventajas de esto van mucho más allá de lo económico como bien dejó en claro la pandemia de la COVID-19. Si en Argentina no se vieron las horrorosas imágenes de personas en la calle respirando con un tubo de oxígeno mientras esperaban el fallecimiento de alguien más para poder acceder a un respirador artificial, fue porque contaba con una industria propia de estos equipos que pudo responder a la demanda creciente cuando el mercado internacional de esos sistemas virtualmente se cerró.

Las exportaciones de alto valor agregado requieren ir asociadas a líneas de financiamiento para ser competitivas en los mercados globales. Hasta ahora Argentina carecía de un mecanismo para ello quedando en franca desventaja, no sólo respecto a competidores de naciones desarrolladas, sino frente a países menos ricos como Brasil, en donde el histórico Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) ha sido un formidable instrumento de promoción de sus exportaciones. Ahora esa dificultad está en vías de superación gracias a una nueva línea de crédito del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) y a una nueva política de reintegros de ciertas exportaciones.

Divisas, exportaciones, necesidades

Durante 2021 Argentina exportó, según el INDEC, por un valor de 77.934 millones de dólares (U$D) e importó por U$D 63.184 millones. Aunque la balanza comercial fue superavitaria en U$D 14.750 millones, en parte por los efectos restrictivos aún vigentes de la pandemia de la COVID-19 y por las fuertes restricciones cambiarias, casi un 61% de esas exportaciones son bienes primarios con nulo o escaso valor agregado. Solo el complejo sojero, con U$D 23.841 millones, explica el 30,6% de las exportaciones totales. Mientras que la mayor parte de lo que se importa son bienes o servicios de alto valor agregado.

Del saldo de las exportaciones salen las divisas para afrontar todos los compromisos que tiene Argentina con el exterior, no sólo las importaciones. El dinero para el pago de la deuda externa también proviene de las exportaciones, sino se quiere caer en una espiral de endeudamiento que lleve a la sociedad a la bancarrota como ocurrió durante el gobierno de Mauricio Macri.

“Todos sabemos que la Argentina necesita generar divisas de modo legítimo y el más legítimo de todos son, indudablemente, las exportaciones. Mientras éstas tengan mayor valor agregado, ello genera más grados de libertad para nuestra economía y mejores retribuciones para el trabajo”, le dijo a C5N, Raquel Kismer, vicepresidenta del BICE.

Raquel Kismer, vicepresidenta del BICE y Mirta Iriondo, presidenta de FAdeA
Raquel Kismer, vicepresidenta del BICE y Mirta Iriondo, presidenta de FAdeA.

Raquel Kismer, vicepresidenta del BICE y Mirta Iriondo, presidenta de FAdeA.

Para darse una idea cabal de los desequilibrios que puede traer para una economía basar sus exportaciones en bienes primarios y sus importaciones en bienes y servicios altamente industrializados, comparemos dos productos argentinos, la soja y el avión de entrenamiento militar avanzado y ataque ligero IA-63 Pampa III que fabrica en Córdoba, FAdeA. A principios de marzo de 2022 el kilogramo de soja promedia los U$D 0,61 (U$D 610 la tonelada); mientras que el kilogramo de Pampa III tiene un valor estimado de U$D 3.850. Y ello sin contar con las fluctuaciones en los precios que suele aquejar a los commodities, de los que están exentos bienes como los aviones. El valor del kilogramo de algo es una aproximación bastante usada a nivel internacional para comparar los valores agregados relativos de bienes heterogéneos.

Forfitting

Merced al trabajo mancomunado entre el Banco Central de la República Argentina (BCRA), el Ministerio de Desarrollo Productivo (MINPROD) y el BICE, éste último ha podido incorporar una nueva línea de crédito destinado a la prefinanciación de ventas al exterior sin necesidad que el exportador comprometa su capital. El mecanismo, denominado forfitting, es sencillo. El cliente extranjero que quiera adquirir bienes producidos en Argentina solicita una carta de crédito a un banco de su país por el valor de la compra, esa carta de crédito el exportador argentino la descuenta en el BICE “sin recurso” y con ello recibe el pago total de la misma aunque se haya emitido con financiamiento a largo plazo. El vínculo de la deuda queda establecido entre el BICE y el banco emisor de la carta de crédito del país importador quedando desvinculados de la relación, tanto el importador como el exportador. En caso de que el banco emisor de la carta de crédito incumpliese con sus obligaciones con la deuda, el BICE podrá ejecutarlo.

La operatoria se denomina “sin recurso” porque el exportador queda librado de toda obligación de cumplimiento de las condiciones del crédito y tampoco es relevante el importador dado que será el banco emisor de la carta de crédito el responsable del pago. “Por un lado, la operación en términos de economía real queda totalmente completada y queda una operación financiera entre el banco del país importador que emite la carta de crédito y nosotros que la descontamos sin recursos”, explica Kismer.

El BICE para poder descontar (pagar al exportador) la carta de crédito sólo necesita que el banco emisor de la misma sea calificado y tenga asignado un techo financiero que cubra el valor de la exportación. Pero ello no suele ser difícil cuando se trata de bancos que operan en comercio exterior dado que sus balances habitualmente con públicos y poseen trayectorias aquilatadas.

La línea crediticia mencionada puede tener un plazo máximo de cinco años y hasta U$D 10 millones por operación. No obstante, si llegara a presentarse la necesidad de un crédito mayor o por un plazo más extenso, el BICE puede evaluarlo si hay un plan de negocios detrás que lo avale. Los cinco años de plazo son ya una ventaja enorme sobre los créditos previamente existentes para la prefinanciación y posfinanciación de exportaciones que apenas contemplaban 180 días.

La tasa que se aplica al crédito se ubica entre el 3% y el 4% y se está trabajando con el MINPROD para reducirla aún un punto más.

Kismer menciona otra ventaja que tiene trabajar con el BICE, “como somos un banco especializado [en inversiones y comercio exterior], no uno comercial, no hacemos como otros bancos que para el otorgamiento de una línea de crédito promocional como ésta le exigen al fabricante, por ejemplo, traer las cuentas que tienen que ver con el pago de la nómina salarial o los paquetes de tarjetas”, por lo que el BICE actúa como institución financiera complementaria al banco con el que ya trabaja el exportador.

El BICE cuenta para esta operatoria con fondos propios en divisas obtenidos, entre otras fuentes, de créditos de organismos multilaterales. Cuando se genera un crédito forfitting el BICE le vende al BCRA las divisas que corresponda según el caso, y éste le entrega los pesos con los que se cancela la venta del exportador.

El crédito bajo el brazo

“Para vender con valor agregado a mercados del exterior se requiere de financiación – enfatiza Kismer -. Y Argentina por su condición geográfica está muy alejada de gran parte de esos mercados, salvo los regionales. Muchos productos requieren quedar depositados en un hub hasta que surge la orden de venta”. Sin una línea de crédito que acompañe los esfuerzos de venta en el exterior de las empresas, especialmente en el rubro de bienes de capital, es muy difícil tener éxito.

Cuando Aerolíneas Argentinas adquirió los 22 EMBRAER E-190 que precisaba imperiosamente para sus rutas de menor tránsito, carecía de los fondos para hacerlo y si el fabricante de aviones brasilero hubiera tenido que financiar la compra con su patrimonio hubiera sido un costo y un riesgo extra enorme para una empresa cuyo negocio es otro. Es ahí en donde intervino el BNDES otorgándole un préstamo a Aerolíneas Argentinas para que pudiera adquirir los aviones. De esta forma EMBRAER recibió el dinero al contado y el riesgo crediticio fue asumido por el BNDES. Por otro lado, Aerolíneas Argentinas pudo incorporar aeronaves que con el resultado de su operación pagaban las cuotas del crédito.

Novedosos reintegros

Pero los forfitting no han sido la única novedad en materia de incentivos concretos a las exportaciones de alto valor agregado. A través del decreto DCTO-2021-865-APN-PTE se modificó el régimen de reintegros de los impuestos internos para las exportaciones de bienes de capital, informáticos y de telecomunicaciones. En la modalidad previa, en el caso de ventas financiadas, dicho reintegros se efectivizaban al final del plazo de financiación. Con el cambio introducido, se realizan al inicio, apenas se concreta el descuento de la carta de crédito en un banco. Esto trae una evidente ventaja para la empresa exportadora que ahora no debe esperar todo el tiempo que lleve cancelar el crédito de lo que vendió para recién acceder a la devolución del valor de los impuestos internos.

Promisorias perspectivas

El forfitting como herramienta crediticia está disponible para cualquier tipo de bienes o servicios a exportarse; el beneficio del reintegro a inicio de la operación con financiamiento, sólo para los bienes de capital, informáticos y de telecomunicaciones. Esta distinción es bueno tenerla en claro, aunque ambas herramientas comparten el objetivo primordial de promover las exportaciones argentinas de alto valor agregado.

“Es imposible vender en el exterior productos como los nuestros, aviones militares, sin financiación al cliente, como lo hace Brasil con el BNDES. Esta es una medida largamente esperada por nosotros en FAdeA. Es una excelente noticia la que nos ha dado el BICE”, manifestó Mirta Iriondo, presidenta de la Fábrica Argentina de Aviones “Brig. San Martín” (FAdeA), ante la consulta de C5N sobre la nueva línea crediticia.

INVAP ha sido una de las campeonas nacionales de las exportaciones tecnológicas en las últimas décadas. Sus ventas al exterior frecuentemente han sido de cientos de millones de dólares, lo que plantea el interrogante de cómo se podrían financiar montos de esa magnitud dado los límites actuales que el BICE tiene para el forfitting. “Si alguna de estas operaciones llegara a exceder nuestra capacidad de fondeo podemos trabajar con otros bancos en forma sindicada y fondearla en conjunto”, sostuvo Kismer.

Abogado, licenciado en Filosofía y magister en Economía. Se ha desempeñado profesionalmente en el Ministerio de Defensa, la Policía de Seguridad Aeroportuaria y en diversas empresas públicas y privadas. Actualmente también es docente de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), la Universidad Tecnológica Nacional – Regional Córdoba (UTN-FRC), y profesor visitante de la Universidad de la Defensa (UNDEF).

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