“El tema de las camisetas es un misterio. Nadie sabe qué pasó con ellas”, advierte Carlos Stufano, hincha y coleccionista de Kimberley de Mar del Plata acerca de las 14 casacas del club que utilizó la Selección de Francia contra Hungría, el 10 de junio de 1978 en el estadio José María Minella.
Una situación de película, propia de la ficción. Aquel día, por la última fecha del grupo A, los dos elencos europeos se enfrentaban para cumplir con el fixture, ya que Italia y Argentina habían clasificado a la segunda ronda. El destino quiso que ese encuentro sin relevancia quedara en la historia por la indumentaria utilizada por los galos.
Minutos antes al inicio, el árbitro brasileño Arnaldo Coelho se percató que ambos conjuntos tenían camisetas blancas. Es que la delegación francesa no atinó a prestarle atención a un comunicado de la FIFA, que un mes antes estableció que debía vestir de azul frente a los húngaros. Entonces, Les Blues viajó con la vestimenta suplente y dejó la titular en la concentración en Buenos Aires. Sí, a 400 kilómetros de La Feliz.
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“El partido se demoró casi 45 minutos, nadie sabía que pasaba”, recordó Stufano, que fue uno de los 23 mil espectadores del partido. En ese intervalo, la desesperación iba en crecimiento. Entonces, un directivo del fútbol de Mar del Plata tuvo la idea de utilizar alguna camiseta de un equipo local: ¿Aldosivi, Alvarado, San Lorenzo? Ninguno de ellos, sino Kimberley.
"En primer lugar se dirigieron al club Boca Juniors de Mar del Plata, pero como las instalaciones se encontraban cerradas se fueron hacia avenida Independencia 3030, donde está la sede de Kimberley", le detalló el periodista Jorge Jaskilioff a C5N.com. Una vez que llegaron a la casa del Dragón, el utilero Agustín Vallejo tomó un juego de camisetas a estrenar. Entonces, volvieron rapidísimo hacia el Minella, que había sido construido especialmente para la Copa del Mundo.
“Fue una cosa extraña y a la vez emocionante ver salir a la camiseta de Francia con los colores de Kimberley. Nadie entendía lo que pasaba, todo el mundo se sorprendió”, describió Stufano acerca de la utilización de la indumentaria del club, que le trajo suerte al equipo liderado por un joven Michel Platini: ganó 3-1, con goles de López, Berdoll y Rocheteau, mientras que Zombori descontó para Hungría.
Desde Kimberley hasta Zurich
Poco se sabe del destino de las camisetas del Dragón que vistieron los futbolistas franceses. Una de las 14 estuvo guardada por 40 años en la casa de la Carlos Stufano. ¿Cómo llegó allí? El propio coleccionista lo relató a C5N: “Nadie sabía que yo la tenía. Es que me crie adentro del club desde los 11 años, fui parte de la hinchada y directivo. Al otro día del partido, me acerqué a la utilería y le pedí una camiseta al utilero Agustín Vallejo”.
“Manzanita”, como lo conocen sus amigos, se quedó con la camiseta número 5 que usó Francois Bracci. La conservó junto a otras que Kimberley lució desde 1969, cuando jugó los torneos Nacionales y, por ejemplo, goleó 5-0 a Independiente en Mar del Plata. El tiempo pasó y en 2018, a cuatro décadas de aquel icónico partido entre franceses y húngaros, la FIFA decidió darle un lugar en el museo de Zurich. Sin embargo, había un problema: no había rastros de la camiseta.
“El tema tomó vigencia cuando se cumplieron 40 años del Mundial. La FIFA estaba buscando una camiseta y en el club no quedó ninguna. En una charla, un amigo escucha a un directivo, Noselli, estaba en la búsqueda por pedido de la AFA. Entonces, mi amigo le dijo que sabía quién tenía una”, explicó Stufano, que luego exhibió su tesoro ante la mirada atónita del dirigente.
La camiseta de Kimberley viajó desde Mar del Plata a Zurich, donde se encuentra el museo. La misma fue colocada en una vitrina junto a otras dos que resultaron simbólicas: la de Américo Rubén Gallego de la Selección argentina campeona del mundo y la del holandés Ruud Krol, una de las figuras del equipo subcampeón.
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“Para mí es un placer ver la camiseta ahí. He discutido con varios amigos, que me decían que la vendiera. Pero nunca lo hice. Mi mayor gusto es que la única camiseta de un club argentino que va a estar en un museo de la FIFA por haber sido utilizada en un Mundial es la Kimberley”, contó con orgullo este marplatense de 64 años, que se dedica a la venta de diarios y que sueña con viajar a Suiza para visitar a su tesoro.