En Entre Ríos hay pueblos que no hacen ruido, pero tienen lo justo: Cerrito es uno de ellos. Sin alardes, sin postales forzadas, el lugar se abre paso entre caminos rurales y perfiles bajos. No hace falta que lo vendan como un paraíso perdido, sino que se destaca en Argentina con tan solo su monte, sus aves y su historia.
Su tamaño no dice mucho, pero la cantidad de cosas que guarda sí. Cerrito empezó a tomar forma a fines del siglo XIX, en medio de planes de colonización agrícola. Lo que era campo se volvió colonia. Con los años, creció sin apuro, con la lógica de los pueblos que primero miran el cielo y después el reloj.
Hoy, entre la quietud de sus calles y la espesura de su reserva natural, Cerrito funciona como un paréntesis entre el cemento de las ciudades. Un lugar donde el aire huele distinto, el silencio tiene volumen, y la historia no se exhibe, se respira.
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Dónde queda Cerrito
Cerrito está en el centro-este de Entre Ríos, en el departamento Paraná, a unos 53 kilómetros de la capital provincial. El viaje desde Paraná no lleva más de una hora, y el camino atraviesa zonas rurales donde el verde cambia de forma a cada tramo.
El origen del pueblo se remonta a 1882, cuando el Banco Nación compró un campo conocido como “El Cerrito” para dar lugar a una colonia agrícola. En ese momento, el objetivo era poblar y aprovechar la tierra para la producción. Así nació Colonia Cerrito, que más adelante, en 1974, se convirtió oficialmente en municipio.
La historia quedó registrada en edificios, calles y espacios que todavía conservan la impronta de sus primeros años. Cerrito no busca parecer lo que no es, y ahí está su atractivo.
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Qué puedo hacer en Cerrito
No hace falta andar mucho para encontrar lo más interesante: la Reserva Natural Educativa Montecito de Lovera ocupa apenas seis hectáreas, pero condensa una variedad de especies difícil de encontrar en otro punto tan accesible. Hay tres senderos trazados, vegetación nativa por todos lados y pájaros que no paran de aparecer.
Más de cien especies de aves se dejaron ver por ahí, junto con plantas como claveles del aire, tunas, algarrobos, ñandubay y espinillos. No hay infraestructura turística pesada, y eso lo hace más valioso: se camina sin carteles invasivos ni ruidos artificiales.
Fuera del monte, el pueblo también tiene lo suyo. El centro guarda construcciones antiguas como el Palacio Municipal, la Biblioteca Popular Federico Schroeder, el Museo Regional de Cerrito y la Plaza Las Colonias. Todo queda cerca, todo se recorre sin apuro. Es un lugar para mirar de cerca, sin filtros.
Cómo llegar a Cerrito
Desde Paraná, el camino más directo combina la Ruta Nacional 168 y la Ruta Nacional 12. Son 53 kilómetros en total, mayormente asfaltados y con poco tránsito fuera de temporada. Otra opción es tomar la Ruta Provincial 10, algo más larga pero igual de accesible.
El viaje no tiene complicaciones, aunque después de lluvias intensas algunos tramos rurales pueden ponerse pesados. Aún así, llegar no es un problema: Cerrito está a mano, pero parece estar en otro ritmo.