La alimentación juega un rol crucial en el bienestar, pero no todas las comidas tienen el mismo impacto en la salud. Entre el desayuno y la cena, surge el debate sobre cuál de estas es más importante, especialmente al considerar factores como el control de peso, el nivel de energía y el descanso.
Diversos estudios destacan la importancia de empezar el día con un desayuno balanceado, mientras que una cena ligera favorece el descanso nocturno. Sin embargo, estas afirmaciones varían según los hábitos alimenticios y el objetivo de cada persona, como mantener un peso saludable o prevenir enfermedades.
Elegir qué y cómo comer a lo largo del día influye tanto en el metabolismo, como también en aspectos clave como la regulación de la glucosa, la saciedad y el sueño. Este dilema permite contar con más herramientas que pueden llevar a las elecciones para encontrar un equilibrio que beneficie cuerpo y mente.
cena
El horario de la cena debe ser entre las 18 y las 20 horas.
Qué es mejor para la salud: cenar o desayunar
Un estudio de la Sociedad de Obesidad de los Estados Unidos analizó cómo la distribución calórica durante el día influye en el peso. Durante 12 semanas, se compararon dos dietas: un grupo consumía la mayor parte de las calorías en el desayuno, mientras que otro lo hacía en la cena. Los resultados mostraron que quienes apostaban por un desayuno calórico y una cena ligera experimentaron mayores beneficios, especialmente para tratar la obesidad y el síndrome metabólico.
Esto refuerza la idea de que "desayunar como un rey y cenar como un mendigo" no es solo un dicho, sino una práctica respaldada por la ciencia. Un desayuno equilibrado no solo ayuda a mantener la glucosa estable durante el día, sino que también reduce la sensación de hambre, lo que puede contribuir a evitar excesos en las demás comidas.
CEREALES DESAYUNO
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Por otro lado, cenar abundantemente tiene efectos negativos sobre el descanso. Una comida pesada antes de acostarse dificulta el sueño y puede generar molestias físicas que alteren la calidad del descanso. En cambio, una cena liviana permite una noche más reparadora, clave para la regeneración del cuerpo.
Además, estudios de la American Heart Association advierten que saltarse el desayuno aumenta un 27 % el riesgo de enfermedades cardíacas. Aunque no está comprobado que desayunar combata directamente la obesidad, sí tiene un papel esencial en la regulación del metabolismo y la prevención de ciertos problemas de salud.
Por estas razones, es importante mantener un desayuno completo y reducir la cantidad de calorías durante la cena. Esta estrategia es recomendable para cuidar la salud, mejorar el descanso y mantener un peso equilibrado. Por último, no hay que olvidar acompañar estos hábitos con una buena hidratación y actividad física.