Ideal para el invierno: el mejor momento para tomar vitamina C

Este nutriente fortalece las defensas y ayuda a aliviar síntomas del resfriado. Cuándo conviene tomarlo y qué alimentos lo contienen en mayor cantidad.

Durante el invierno, la vitamina C se convierte en una aliada clave para cuidar la salud. Este micronutriente, que el cuerpo humano no puede producir por sí solo, resulta esencial para fortalecer el sistema inmunológico y prevenir enfermedades respiratorias comunes en esta época del año. Además, ayuda a proteger las células del daño, favorece la cicatrización de heridas y mejora la absorción del hierro.

Según expertos consultados por Today, el consumo regular de frutas y verduras frescas es la mejor forma de incorporar vitamina C de manera natural. La doctora Carol Johnston, profesora de nutrición en la Universidad Estatal de Arizona, destacó que aunque muchas personas creen comer suficientes vegetales, el procesamiento y la cocción pueden reducir notablemente su contenido vitamínico.

Por esta razón, en ciertos casos puede ser útil complementar la dieta con suplementos. Sin embargo, no se trata solo de cuánto se consume, sino de cuándo y cómo se toma para lograr una mayor absorción y efectividad. A continuación, los detalles sobre el mejor momento para ingerir vitamina C.

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El mejor momento para tomar vitamina C

La vitamina C es soluble en agua, lo que significa que el cuerpo no la almacena y elimina el exceso a través de la orina. Esto plantea un desafío: si se consume una gran dosis de una sola vez, el organismo no puede absorberla completamente. Según explicó la doctora Johnston, dividir la ingesta diaria en varias tomas mejora su absorción intestinal.

Estudios citados por Today demostraron que fraccionar la dosis, por ejemplo, tomando 100 miligramos por la mañana y 100 miligramos por la noche, permite una mayor retención en el organismo. Esta práctica no solo optimiza los niveles en sangre, sino que también puede prevenir molestias digestivas, uno de los efectos secundarios más comunes entre quienes toman suplementos.

Aunque no hay una hora universalmente mejor para tomar vitamina C, consumirla junto con alimentos puede reducir el malestar estomacal, especialmente en personas sensibles. Además, hacerlo en las comidas favorece la absorción de hierro, otro nutriente fundamental para el funcionamiento del cuerpo.

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La ingesta adecuada varía según el perfil de cada persona. Los Institutos Nacionales de Salud (NIH) recomiendan 90 miligramos diarios para hombres y 75 miligramos para mujeres, mientras que en el embarazo y la lactancia las cifras aumentan a 85 y 120 miligramos respectivamente. Una naranja entera aporta cerca de 90 miligramos, pero un pimiento amarillo puede contener más del triple.

Los alimentos siguen siendo la mejor fuente de vitamina C. Frutas cítricas, kiwi, pimientos rojos y amarillos, brócoli, repollo y coliflor figuran entre los más ricos. Cinco porciones diarias de frutas y verduras variadas suelen aportar unos 200 miligramos, cantidad asociada con un menor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, aunque ese beneficio no se ha demostrado en suplementos.

Durante la temporada de resfriados y gripe, la vitamina C cobra aún más relevancia. La dietista Elisabetta Politi, del Duke Lifestyle and Weight Management Center, señaló que consumir al menos 200 miligramos al día puede reducir la duración del resfriado en un 10%. En personas sometidas a estrés intenso o con deficiencia del nutriente, la prevención alcanza cifras aún más altas, llegando a disminuir a la mitad el riesgo de contraer un resfriado.

Además, este nutriente actúa como un antihistamínico natural, útil frente a las alergias. Según la doctora Johnston, la vitamina C puede aliviar síntomas como congestión, picazón ocular y secreción nasal sin los efectos secundarios típicos de los antihistamínicos convencionales, como la somnolencia.

Con la llegada del frío y el aumento de enfermedades respiratorias, ajustar la forma en que se consume vitamina C puede marcar una diferencia importante en la salud general. Dividir la dosis, priorizar las fuentes naturales y acompañarla con alimentos son estrategias sencillas pero efectivas para aprovechar al máximo sus beneficios.

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