1. José Luis Cabezas
El 25 de enero de 1997, en Pinamar, el fotógrafo de la revista Noticias José Luis Cabezas fue secuestrado, torturado y asesinado con dos disparos en la nuca. Su cuerpo fue incinerado dentro de su auto, con las manos esposadas a la espalda. El crimen conmocionó a la sociedad argentina y expuso las turbias conexiones entre el poder político, el empresariado, las fuerzas de seguridad y el crimen organizado durante el gobierno de Carlos Menem.
El asesinato de Cabezas se interpretó como una represalia por una fotografía que había tomado en 1996 de Alfredo Yabrán, un enigmático empresario postal sobre quien recaían sospechas de actividades ilícitas y que, hasta ese momento, había logrado mantenerse lejos de los flashes.
El caso Cabezas adquirió una dimensión política explosiva debido a los estrechos vínculos entre Yabrán y el menemismo. El Presidente y muchos de sus funcionarios eran señalados por su cercanía con el dueño de OCASA, sospechado de operar negocios turbios bajo el amparo oficial.
El lema "No se olviden de Cabezas" se convirtió en un grito popular que reflejaba la indignación social ante la agresión a la libertad de expresión y la percepción de que el crimen del reportero gráfico buscaba amedrentar a quienes investigaban la corrupción.
El 2 de febrero de 2000, en juicio oral y público, fueron condenados a prisión perpetua los cuatro integrantes de la banda "Los Horneros" de La Plata, quienes fueron los ejecutores materiales del crimen: Horacio Braga, José Auge, Sergio González y Héctor Retana. También Gregorio Ríos, jefe de Seguridad de Yabrán, y los policías Sergio Camaratta, Aníbal Luna y Gustavo Prellezo.
Si bien Yabrán fue señalado como el autor intelectual y el principal instigador del asesinato de Cabezas, nunca llegó a ser juzgado. Cuando la justicia ordenó su captura, el empresario apareció muerto en una estancia de Entre Ríos, en mayo de 1998, en lo que oficialmente se dictaminó como suicidio.
2. Leopoldo 'Poli' Armentano
El empresario Leopoldo "Poli" Armentano, conocido como el "Rey de la Noche" porteña, murió el 22 de abril de 1994, tras dos días de agonía, luego de haber sido baleado en la cabeza en la puerta de su departamento. Era dueño Trumps y El Cielo, dos discotecas emblemáticas de la década del '90 que eran frecuentadas por la farándula, empresarios y figuras del poder político.
Las hipótesis sobre el móvil del crimen oscilaron entre deudas, venganzas narco y disputas por el control de la noche. Horas antes del balazo que terminó con su vida, Armentano había cenado en el restaurante El Mirasol, en la Recoleta, con Guillermo Coppola y Ramón Hernández, secretario privado de Menem. Testigos indicaron que durante esa comida se produjo una tensa discusión.
Coppola Poli Armentano Zulemita
La familia Armentano sostuvo que al empresario lo habían matado por negarse a vender drogas en sus boliches. Versiones periodísticas lo vincularon sentimentalmente con la hija del Presidente, Zulemita Menem. También se apuntó contra Daniel Bellini, el dueño del boliche Pinar de Rocha, en Ramos Mejía, por una supuesta deuda.
A pesar de las múltiples líneas de investigación que se abrieron, la justicia argentina no logró resolver el crimen. Por sus manos pasaron más de 20 jueces. Hubo acusados, como Coppola, que fueron sobreseídos, y otros que recibieron la falta de mérito. La causa prescribió en 2006.
3. Alfredo Yabrán
El empresario postal Alfredo Yabrán apareció muerto el 20 de mayo de 1998 en un campo de su propiedad en Entre Ríos. Su muerte fue informada oficialmente como un suicidio, producto de un disparo de escopeta en la boca. Sin embargo, una enorme ola de sospechas y escepticismo se generó en la opinión pública y en diversos sectores de la prensa en torno al fallecimiento del empresario.
Yabrán se había convertido en el principal sospechoso de ser el autor intelectual del crimen de José Luis Cabezas, ocurrido en enero de 1997. Un año antes, el fotógrafo de revista Noticias había logrado retratarlo en las playas de Pinamar. Aquella imagen logró exponerlo frente a la opinión pública.
La Justicia había ordenado la captura del empresario para indagarlo como presunto instigador del asesinato, lo que lo llevó a la clandestinidad en los días previos a su deceso.
Las autoridades judiciales y policiales se inclinaron rápidamente por la hipótesis del suicidio, pero la forma en que se dio el hecho y la relevancia del personaje alimentaron múltiples teorías.
Se especuló con la posibilidad de un suicidio inducido, un asesinato camuflado como suicidio, o incluso con la simulación de su muerte para escapar de la Justicia y del escrutinio público. La opacidad que siempre rodeó su figura contribuyeron a alimentar esas dudas.
4. Rodolfo Echegoyen
La muerte del brigadier Rodolfo Echegoyen, el 12 de diciembre de 1990, fue el primero de los suicidios sospechosos que marcaron la era menemista. El exdirector de la Administración Nacional de Aduanas fue encontrado sin vida en su estudio con un disparo en la cabeza, al día siguiente del casamiento por civil de su hijo.
Su deceso se produjo pocos días después de su renuncia al cargo, en medio de versiones y denuncias sobre corrupción en el organismo. El hecho levantó inmediatamente sospechas de un posible asesinato encubierto.
Aunque la causa fue caratulada inicialmente como suicidio, la familia del brigadier siempre sostuvo que se trató de un homicidio. Incluso, siete años más tarde, un peritaje judicial indicó que el arma había sido disparada por otra persona.
Al momento de su muerte, Echegoyen investigaba contrabandos de mercadería, drogas y lavado de dinero en la Aduana del aeropuerto de Ezeiza y en Edcadassa, el supuesto depósito fiscal de Alfredo Yabrán.
La causa fue cerrada en septiembre de 2000 sin que se lograran establecer las circunstancias de la muerte del brigadier.
5. Carlos Menem Jr.
El 15 de marzo de 1995, un helicóptero que era piloteado por Carlos Menem Jr. y en el que también viajaba el corredor de autos Silvio Oltra cayó en un descampado en Ramallo. Ambos murieron.
Si bien la versión oficial y la Justicia inicialmente dictaminaron que se trató de un accidente por el impacto de la aeronave contra unos cables de alta tensión, la madre de Junior, Zulema Yoma, siempre sostuvo que fue atentado mafioso.
Las sospechas se vieron alimentadas por diversas teorías, incluyendo posibles vínculos con redes de narcotráfico, ajustes de cuentas o una venganza por acuerdos políticos no cumplidos por entonces presidente Carlos Menem.
La causa fue archivada y reabierta en reiteradas ocasiones, principalmente por la insistente postura de Zulema. El propio Menem, años después de la tragedia, reconoció que creía que la muerte de su hijo no había sido un accidente, sino producto de un atentado.