Así se vería el Obelisco si estuviese hecho de tela, según la inteligencia artificial

La IA recreó la versión más divertida y festiva posible de este ícono de la Ciudad de Buenos Aires.

Siempre resulta interesante pensar cómo se verían los íconos de la ciudad si adoptaran una apariencia distinta. En más de una ocasión, muchos se preguntaron cómo luciría el Obelisco si cambiara de color, de forma o incluso de material. Esa duda ya no depende solo de la imaginación, porque la inteligencia artificial tomó la iniciativa de explorar estas posibilidades.

La curiosidad sobre un Obelisco alternativo quedó respondida gracias a la tecnología. La IA, en este caso Grok, el modelo creado por Elon Musk, se encargó de generar representaciones de esta estructura icónica bajo distintas transformaciones. Este ejercicio de reinterpretación permite observar desde un ángulo totalmente nuevo aquello que forma parte habitual del paisaje urbano.

Tras un detallado procesamiento y análisis de Grok, el resultado de esta propuesta experimental salió a la luz. La IA concibió y dio forma a un Obelisco confeccionado íntegramente en tela, una visión inesperada y original que ofrece una mirada distinta sobre uno de los monumentos más representativos de Buenos Aires.

Buenos Aires obelisco
El tiempo en Buenos Aires para saber si se come adentro o afuera de casa.

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Cómo luciría el obelisco si fuese solo de tela según la inteligencia artificial

La reinterpretación del Obelisco mediante inteligencia artificial presenta un monumento envuelto en una tela gigante, vibrante y llena de color. Aunque esta versión pueda parecer excéntrica, no deja de tener sentido si se piensa en el simbolismo que encierra la estructura. El Obelisco se entiende como la materialización del espíritu de Buenos Aires, un símbolo que se eleva para mostrar al mundo su esencia y reafirmar su carácter solidario.

La imagen de un Obelisco cubierto por telas multicolores no resulta la más solemne, pero tampoco la más absurda. Con el paso del tiempo, este ícono porteño fue intervenido en distintas ocasiones, convirtiéndose en plataforma de múltiples mensajes. Desde campañas de salud pública hasta acciones comerciales como la promoción de Sex Education, el monumento se transformó en un lienzo que refleja diferentes contextos.

El uso del Obelisco para fines no convencionales evidencia la flexibilidad con que la cultura de la ciudad se relaciona con sus símbolos. No se trata de un objeto rígido o intocable, sino de una estructura que se adapta y muta, mostrando la capacidad de Buenos Aires para absorber nuevas ideas y tendencias, ya sea en el terreno artístico, social o comercial.

Obelisco
En más de una ocasión, muchos se preguntaron cómo luciría el Obelisco si cambiara de color, de forma o incluso de material.

En más de una ocasión, muchos se preguntaron cómo luciría el Obelisco si cambiara de color, de forma o incluso de material.

En la vida real, el Obelisco de Buenos Aires se impone por sus dimensiones. Con una altura de 67,5 metros, se erige en el centro de la ciudad con una presencia majestuosa. Su base cuadrada, de 6,8 metros de lado, le otorga la firmeza necesaria para resistir el paso de los años y las adversidades del clima.

El peso estimado de esta monumental obra de hormigón ronda las 170 toneladas. Su magnitud y su diseño simple lo convierten en una figura dominante que irradia presencia en la zona que lo rodea. Es un punto de referencia inequívoco y un emblema de la fortaleza y permanencia de la capital argentina.

El lugar donde se alza resulta estratégico y simbólico. El Obelisco se ubica justo en la intersección de dos avenidas claves para la ciudad. Una de ellas es la Avenida 9 de Julio, famosa por su anchura y por atravesar Buenos Aires de extremo a extremo.

La otra arteria que lo acompaña es la Avenida Corrientes, con un valor cultural especial para los porteños. Sus teatros, librerías y espacios de entretenimiento la convirtieron en un epicentro cultural. La posición del Obelisco en este punto de encuentro refuerza su rol como corazón de la ciudad, donde tradición y modernidad se funden en una misma escena.