El cierre electoral se acerca en un escenario político sin certezas

A la imposibilidad que parece conformar una fórmula de síntesis en el Frente de Todo y la cruda y muy pública interna que atraviesan Larreta y Bullrich en Juntos por el Cambio, se sumó la reaparición en escena de Randazzo y la posibilidad de crear un "frente de frentes". Y en el medio, la Corte Suprema.

Los tiempos electorales se aceleran en un año que parece signado por la incertidumbre de principio a fin. En efecto, si el resultado social principal de los problemas económicos de nuestro país es la insatisfacción de gran parte de la población, en términos políticos produce una gran fragmentación que depara sorpresas hasta el cierre de listas. Tanto en la oposición como en el oficialismo no existe un panorama despejado para candidatos que, en otro contexto, tendrían un camino relativamente calmo hacia el poder.

Si miramos a la coalición de gobierno, está claro que, si en tres años y medio no hubo manera de construir un espacio común para dirimir las profundas diferencias que hay entre sus principales dirigentes, lograr una fórmula de síntesis parece una quimera. Por eso, los gobernadores se reunirán esta semana para reclamar consenso y una mirada más federal. Tienen un buen argumento y cierta posición de poder en el hecho de que al peronismo le ha ido bien en las elecciones provinciales.

El propio Sergio Massa continúa reclamando acuerdos para encarar la carrera presidencial. El líder del Frente Renovador es uno de esos dirigentes que ve cómo un camino relativamente simple hacia la Rosada se vio asfaltado de dificultades. De nuevo, la inflación y la crisis de deuda marchan en paralelo y a veces ofician como causa o consecuencia, alternativamente, de la desunión interna.

No parece fácil que un ministro de Economía de este gobierno pueda hacer campaña. Si bien los efectos de la intención proscriptiva contra Cristina Kirchner no lo tocan -Massa es un hombre más aceptado por el mismo establishment que persigue a la vicepresidenta-, los efectos electorales de las sucesivas corridas cambiarias con ansias devaluatorias pueden ser letales para sus posibilidades.

En la alianza opositora, Horacio Rodriguez Larreta no la tiene más fácil. Lo que hasta hace un tiempo parecía una fija, hoy comienza a volverse una ordalía. El apoyo cada vez más explícito y decidido del expresidente Mauricio Macri a su rival interna Patricia Bullrich, y la acusación de traidor, lo enfrentan a una justa en la interna del PRO, repleta de señalamientos en su contra.

Desde las invectivas por su evidente acuerdo con el radicalismo de Morales y Lousteau, hasta el mote de “Paloma” -como sinónimo de timorato o de poco valeroso-, Larreta ha tenido que enfrentar un descrédito desde el sector más duro de su propio partido, que hoy mina sus chances.

María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta, Mauricio Macri y Patricia Bullrich.

Una jugada anunciada, pero de último momento, enturbia aún más el panorama en Juntos por el Cambio: la posibilidad de que Juan Schiaretti y Florencio Randazzo se sumen al espacio para armar un “frente de frentes” del antikirchnerismo a nivel nacional. Hay algo llamativo en la movida, y es que el sector más duro del PRO la condena. En Córdoba, es entendible que Luis Juez la critique porque lo deja casi sin posibilidades de competir con un peronismo cordobés que finalmente muestra su real pertenencia junto a la derecha nacional. Pero que Patricia Bullrich también fustigue el posible acuerdo es más controvertido.

Se conoce la vieja relación política y empresarial de Schiaretti con Macri y no parece que el gobernador mediterráneo pueda pretender entrar a competir en terreno cambiemita sin la anuencia del expresidente. Es importante recordar que la incidencia de la figura de Schiaretti en un espacio nacional es más simbólico que concreto. Su aporte de votos es insignificante, pero puede servir para mostrar más voluntades asociadas con el viejo peronismo en un espacio que es identificado con el ajuste y con dar la espalda a los trabajadores.

Lo de Randazzo parece más sinuoso. Si se sospechaba que podía haber un acuerdo para inflar su candidatura para restarle votos por derecha a Axel Kicilloff en la provincia de Buenos Aires, lo lógico sería que el exministro del interior kirchnerista aporte desde otro lugar y no subsuma su participación en una interna frente a Diego Santilli. Quizás, en caso de que el acuerdo se concrete, Randazzo tenga reservado otro lugar en las listas bonaerenses. Por ahora, el ex ministro del Interior y Juan Manuel Urtubey niegan el acuerdo. Pero Schiaretti hace declaraciones en pos de un pretendido gobierno de unidad nacional que parecen confirmarlo.

Con todo, el de la disgregación política parece un problema menor, al lado de una amenaza mucho más seria, que puede conmover los mismos cimientos de la democracia, el federalismo y la división de poderes: la Corte suprema de Justicia de la Nación. El fallo de esta semana que impidió a Sergio Uñac volver a presentarse como candidato a gobernador en la provincia de San Juan tiene un alcance mucho mayor que el propio caso concreto, por los fundamentos y las posibilidades inquietantes que abre.

En este mismio espacio hemos dicho que tanto el caso de Uñac como el de Manzur en Tucumán eran opinables y una Interpretación contraria a su deseo de ser candidatos tenía algunas razones atendibles. Pero lo que el fallo de la Corte ha hecho es ir mucho más allá de una interpretación constitucional.

La nueva mayoría automática de Rosatti, Rosenkrantz y Maqueda han decidido, en su fallo, opinar que las reelecciones indefinidas son poco republicanas y que, por ende, no son deseables. ¿Qué pasará con los distritos como Formosa donde son permitidas por la constitución provincial? ¿Se animará la Corte a meterse con la autonomía y el federalismo y declarar inconstitucional una constitución?

Esta semana se anunció también el pedido de opinión sobre el caso de las reelecciones de intendentes en la provincia de Buenos Aires al procurador Ricardo Casal, paso previo a que la Corte se meta en el tema. Si recordamos San Juan y Tucumán, el peligro de que se suspendan las PASO en la provincia de Buenos Aires o las generales en Formosa es concreto y gravísimo.

Hay una amenaza del supremo Horacio Rosatti qué pasó desapercibida, pero que es inquietante cuando se la vuelve a analizar a la luz de estos últimos hechos y de los que pueden venir. El mismo día en el que firmó el fallo que suspendía las elecciones en San Juan y Tucumán, Rosatti dio un discurso en un foro empresarial. Allí, casi a la pasada, se refirió a la inflación y dijo que el déficit y la emisión descontrolada atentan contra la moneda y, por consecuencia, contra la Constitución que manda cuidar su valor.

Insistimos: si unimos todas estas intervenciones políticas de Rosatti el panorama es alarmante. Condicionar a la Democracia en nombre de la Democracia, a la República en nombre de la libertad son recetas que ya se probaron y tuvieron resultados catastróficos en nuestro país.

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