El trasfondo del acuerdo con el FMI

El entendimiento prevé un severo plan de metas fiscales, monetarias, y comerciales, que implican un ajuste de proporciones en las cuentas esenciales del país.

Sin haber publicado con nombre y apellido la relación entre la deuda y la fuga de capitales en el gobierno de Macri, la actual administración envió al Congreso de la Nación para su aprobación un plan de pagos con el FMI en que, con ahorro fiscal se le paga los intereses y el capital se renueva con un nuevo préstamo de ese organismo internacional a 10 años de plazo, con cuatro años de gracia para abonar el mismo, de manera tal que cumpliendo con todos los requerimientos, la deuda con el FMI se terminaría de cancelar en el año 2034.

El acuerdo implica un severo plan de metas fiscales, monetarias, y comerciales acordadas con el FMI que implican un ajuste de proporciones en esas cuentas esenciales del país, que se agravan, aún más, con la exigencia de incrementar las Reservas Internacionales del BCRA en 5.800 millones de dólares en el año 2022; en 4.000 millones de dólares en el año 2023; y en 5.200 millones de dólares en el año 2024.

Se fijan metas de exportaciones e importaciones de mercancías como si ello por si solo garantiza alcanzar los objetivos, pero nada se dice que el superávit comercial acumulado en los años 2020 y 2021 fue de 27.278 millones de dólares y las reservas internacionales del BCRA descendieron fuertemente en 5.615 millones de dólares en el mismo lapso, reservas que pasaron de 45.190 millones el 30 de diciembre 2019 a 39.575 millones el 30 de diciembre de 2021, que descontado los swaps de China, el préstamo del Banco de Basilea y el encaje de los depósitos en dólares captado por los bancos del sistema financiero legal argentino, hacen que, las reservas de libre disponibilidad no alcanzan para que se le pueda pagar los 2.800 millones de dólares de vencimiento de la cuota de capital al FMI del 22 de marzo 2022, por el aún vigente acuerdo firmado con Cambiemos.

El BCRA dilapidó en esos dos años de gestión de Alberto Fernández la suma de 32.823 millones de dólares (superávit comercial acumulado y mayores reservas en el BCRA en diciembre 2019 que en diciembre 2021) por pagar deuda externa pública (por ejemplo intereses y capital al FMI); pero también se le dio los dólares de las reservas del BCRA y a precio oficial a las empresas privadas (incluso a empresas que fugaron capital en la gestión de Macri); concederle a las importadoras dólares para que paguen en forma anticipada compras al exterior; en permitir la salida del país de fondos de inversión que tenían títulos públicos en pesos para que se pasaran a dólares; y en jugar a vender dólares de las Reservas del BCRA a futuro, para frenar el precio de la divisa en el mercado spot o presente.

Y es ese el verdadero trasfondo en lo financiero. Para el pueblo argentino le disminuyen los subsidios energéticos y al transporte y se permite el aumento generalizado de los precios, sobre todo de los alimentos por el conflicto Ucrania-Rusia, que trasladan al país como lo demuestra el precio de la carne, del maíz y del trigo.

El ajuste fiscal se hace a través del proceso inflacionario, aumentan todos los precios y no en igual medida las jubilaciones y pensiones y, en la Administración Nacional el gasto más importante que tiene es el pago previsional, que fue del 43% de su presupuesto total en el año 2021. Se trata de 7.100.000 beneficiarios donde más del 50% perciben la jubilación mínima o en torno a la mínima (para este mes de marzo 2022 de $ 32.460.- por mes) aunque hay 612 jueces que perciben más de un millón de pesos de jubilación por mes.

Paralelamente la mayor contribución impositiva está ligada a los precios, es un porcentaje del mismo (en nivel nacional: el IVA, impuestos al combustible, impuestos internos, impuestos al débito y crédito bancario, etc. y a nivel provincial: el impuesto a los ingresos brutos, a los sellos, etc.), por ende a mayores precios por la inflación, mayor recaudación nominal para el fisco.

Lo mismo pasa con los salarios que se deterioran por la inflación redistribuyendo ingresos a favor de los remarcadores de precios, en síntesis, abarata la mano de obra medida en dólares, porque el dólar y lo dijo el Presidente del BCRA, acompañará la evolución de la inflación, para preservar su capacidad adquisitiva (no la de los salarios y jubilaciones y pensiones).

Tras el ajuste fiscal, el gobierno a través de la Comisión Nacional de Valores dispuso a partir del lunes 7 de marzo 2022, el levantamiento de las restricciones a las operaciones en el mercado bursátil con los denominados dólar Bolsa o MEP (Mercado Electrónico de Pago) y el CCL (Contado con Liqui) y lo hace para permitir que se vuelvan a ir los capitales que llegaron en la gestión de Macri, compraron títulos públicos y se quieren deshacer de ellos.

Y esto es así, porque cuando hicieron el canje de los mismos el 31 de agosto de 2020 con el gobierno de Alberto Fernández, la lámina decía 100 dólares y el precio de mercado era de 53 dólares. Hoy esos títulos (dependen del plazo) valen entre 35 a 40 dólares, y con estas salvedades vuelven a subir para incluso superar el valor del canje.

El trasfondo de mediano y largo plazo es vender todo afuera como dé lugar, se promociona (a costa del ingreso del Estado) cuando no lo necesitan, a las empresas hidrocarburíferas y mineras, o se busca que las exportaciones de bienes que alcanzaron los 77.900 millones de dólares en el año 2021 impulsadas por los precios y por las cantidades (cuando la soja, el maíz, el trigo y todo sus derivados tienen precios récord en los mercados internacionales), con récords en el país de producción de maíz, de trigo y de cebada, pero nada se dice como impacta en los precios internos esos productos (pensemos en el precio del pan, de la harina, etc.) en el mercado interno, por un lado, y del impacto ambiental que tienen esas producciones y actividades por otra parte. Las medidas anunciadas como paliativas de la persistente suba de los precios de los alimentos en la Argentina (economía familiar, cooperativas alimenticias, etc.) son como una aspirina para un enfermo terminal, cuando se debería aumentar fuertemente los derechos de exportación (retenciones), poner cupos de exportación a la carne, al maíz y al trigo y controlar férreamente el valor del dólar.

Es más, si se alcanzaran los 100.000 millones de dólares de exportación anual propuesto, se trata de sectores altamente extranjerizados y tecnificados que generan poco empleo y, es muy bajo el multiplicador de esas inversiones por ser cadenas productivas o muy sesgadas o muy primarias.

EN SÍNTESIS

  • La situación económica y financiera es crítica y la propuesta del FMI es subir las tasas de interés y ajustar el valor del dólar a la inflación, que a su vez se retroalimenta por las altas tasas de interés y el ajuste del precio del dólar.
  • Serias inconsistencias que solo pueden salvarse si el Estado disminuye la deuda externa en general (y solo puede hacerlo si recupera parte de la deuda fugada por los evasores fiscales que compraron esos dólares) y la que tiene con el FMI en particular, de no hacerlo solo sirve para el ingreso financiero de capitales para volver a jugar con el carry trade hasta que el “hilo se corta por lo más delgado”.
  • En una sociedad con niveles de pobreza, desocupación y exclusión social como pocas veces se vivió y que, corre el riesgo de agravarse, sin punto de retorno de aplicar las medidas propuestas por el FMI con las que el gobierno propone acordar.
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