Las zanahorias son una de las verduras más utilizadas por su sabor dulce y su versatilidad: pueden usarse en todo tipo de recetas, desde ensaladas frescas hasta guisos e incluso en pastelería. Sin embargo, su textura crujiente es difícil de conservar, por lo que sirve conocer un truco para guardarlas sin que se ablanden.
Estas verduras contienen una gran cantidad de agua, lo que las vuelve muy sensibles a las condiciones de almacenamiento. Al perder humedad con el paso de los días, es normal que se pongan blandas y pierdan su forma, lo que en menor medida también afecta su sabor.
Este problema suele presentarse más comúnmente en el verano porque las zanahorias son susceptibles al calor. Las altas temperaturas aceleran la actividad enzimática, hacen que se descompongan más rápido y también pueden provocar la aparición de hongos.
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¿Cómo conservar zanahorias?
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Cómo guardar las zanahorias para que no se ablanden
La clave para conservar las zanahorias frescas por más tiempo es guardarlas en la heladera, ya que el frío reduce la deshidratación y la actividad enzimática. Esto ayuda a que mantengan su textura y consistencia intactas por un periodo de una a dos semanas, aproximadamente.
Un truco es guardar las zanahorias en un recipiente de vidrio o plástico limpio, cubrirlas con agua y colocarlo en la heladera. En este caso, es importante cambiar el agua cada dos o tres días para que se mantenga fresca y se evite la acumulación de bacterias.
Otra opción es guardarlas en una bolsa de plástico agujereada o envolverlas en papel de cocina húmedo. Esto ayudará a que se deshidraten más lentamente. También es importante sacarles las hojas verdes, si las tienen, ya que absorben gran parte de la humedad de la verdura.
Es clave guardarlas en la heladera y no en el freezer, ya que al descongelarlas se ablandan mucho. Si esto ya sucedió, se pueden recuperar al sumergirlas en agua helada durante aproximadamente una hora para rehidratar las células y devolverles algo de textura.