La Copa del Mundo es el torneo deportivo más importante del mundo. Ganarlo es el sueño de todo futbolista: poco más de 400 jugadores tuvieron el privilegio de consagrarse campeones y conocieron el peso del trofeo más deseado. Desde que comenzó la competencia en Uruguay 1930, existieron dos premios para los triunfadores, la Jules Rimet (desde el inicio hasta México 1970) y la Copa Mundial de la FIFA (a partir de Alemania 1974). Por su gran valor económico fue el blanco elegido por algunos intrépidos delincuentes.
Victoria, así se llamó la primera estatuilla en homenaje a diosa griega Nike. La diseñó el escultor francés Abel Lafleur, quien la realizó en plata esterlina enchapada en oro. Medía 35 centímetros y pesaba 3,8 kilos. En 1946 pasó a llamarse Jules Rimet en honor al presidente de la FIFA que impulsó el campeonato del mundo de selecciones. Luego de que Brasil obtuviera su tercer título en México 70 se quedó con el trofeo. Por eso, la FIFA ordenó la nueva escultura, realizada por el italiano Silvio Gazzaniga, que está hecha con cinco kilos de oro sólido de 18 kilates y tiene un peso de 6,142 kilogramos.
A lo largo de los 92 años de competencia, la Copa del Mundo fue protagonista de historias desopilantes, de intentos de atracos y de un robo que con el paso del tiempo encierra mucho misterio. En C5N.com repasamos los hechos más extraños que sucedieron con la escultura más codiciada del planeta.
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La Jules Rimet y la Copa del Mundo FIFA, los trofeos preferidos en el fútbol.
La Copa y la Segunda Guerra Mundial
La FIFA decidió suspender el torneo cuando se desató la Segunda Guerra Mundial, el 1 de septiembre de 1939. Así no se pudieron disputar las ediciones de 1942 y 1946. Si bien el conflicto bélico finalizó en 1945, las consecuencias económicas y sociales impidieron la organización del campeonato hasta Brasil 1950. Durante 12 años, el trofeo Jules Rimet estuvo bajo la posesión de Italia, que se consagró bicampeón en Francia 1938. Y fue resguardada para evitar su robo de la manera más desopilante: en una caja de zapatos.
El secretario general de la Federación Italiana Giucco Calcio (FIGC), Ottorino Barassi, tomó la decisión de resguardar el trofeo. Retiró la copa -que en esos momentos se llamaba Victoria- de un banco de Roma y se marchó hacia su casa, ubicada en Piazza Adriana. Allí, la guardó en una caja de zapatos debajo de su cama.
Otorino Barassi y la Copa
Al poco tiempo, su casa fue allanada por oficiales de la SS de Alemania y no pudieron encontrarla durante una requisa. Cuenta la leyenda que Barassi había resistido el insistente pedido con una mentira: les habría dicho que el trofeo se encontraba en Milán.
A los pocos meses, Barassi viajó hacia Venecia y en la ciudad de las góndolas le pasó la copa al abogado Giovanni Mauro y luego fue escondida en la casa de campo de Aldo Cevenini en Bérgamo. Recién en 1946, cuando se desarrolló el Congreso de la FIFA en Luxemburgo, la rebautizada Copa Jules Rimet fue exhibida. Atrás había quedado la guerra y el trofeo logró sobrevivir a ella.
El robo que resolvió un perro en 1966
El domingo 20 de marzo de 1966, a menos de cuatro meses del inicio de la Copa del Mundo en Inglaterra, el trofeo Jules Rimet se encontraba exhibido en el Methodist Central Hall de Westminster, Londres. El presidente de la FIFA, el inglés Stanley Rous, aceptó con la condición de haya seguridad las 24 horas y un seguro de 30 mil libras. Sin embargo hubo una falla en la custodia realizada por los agentes de Scotland Yard.
Un delincuente, que según el diario Daily Mirror se llamaba Sidney Cugullere, aprovechó que un guardia se fue a cenar y rompió el candado que protegía la vitrina. Enseguida, logró llevarse la copa. Al poco tiempo, Inglaterra estaba conmocionada por el hecho. Las horas se transformaron en días y no había noticias.
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La exhibición en Londres tras el robo.
El responsable del hecho intentó un intercambio con la Policía: exigía 15 mil libras. Sin embargo, el trato no se concretó. Ante la imposibilidad de venderla y la búsqueda incesante de todo un país, el ladrón y un cómplice decidieron enterrarla en la calle. Y allí apareció el gran héroe: Pickles.
Al séptimo día de búsqueda, el ciudadano David Corbett sacó a pasear a su perro llamado Pickles. De repente, el collie se puso a olfatear un objeto junto a un árbol. "Estaba envuelto en papeles de periódico y fuertemente atado con cuerda, apoyado contra la rueda del coche de mi vecino”, describió el vecino de South Norwood, un barrio de Londres que se animó a abrir el paquete.
"Rompí un poco el envoltorio por debajo y había una chapa lisa. Seguí rompiendo alrededor, y aparecieron Brasil, Alemania, Uruguay. Volví a casa corriendo y le dije a mi mujer: ‘¡Creo que he encontrado la Copa Mundial!’”, recordó en diálogo con la FIFA. El hallazgo llevó a la fama a Pickles, que recibió una generosa recompensa: le dieron una medalla, comida para canes por un año y fue extra en la película El espía de la nariz fría. Y hasta fue invitado a la cena de honor del único título que ganó Inglaterra. Su final fue triste: murió al año siguiente.
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Pickles saltó a la fama tras hallar el trofeo.
El triste final de la Copa Jules Rimet en Brasil
En la Copa del Mundo de México 1970, Brasil desplegó el "Jogo bonito" a través de la presencia del magnífico "O Rei" Pelé. Así, la Canarinha fue campeón y, de acuerdo a la regla de la FIFA, el equipo que consiguiera consagrarse tres veces se quedaría con el trofeo Jules Rimet. El mismo fue ubicado en las oficinas de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) en Río de Janeiro.
En la madrugada del 19 de diciembre de 1983, la copa fue robada por cuatro delincuentes, identificados como Antonio Pereira Alves, José Luiz Vieira, Francisco Rocha y el argentino Juan Carlos Hernández. Tras amarrar al guardia de seguridad, se llevaron la estatuilla. De inmediato, la Policía fue alertada y comenzó un operativo para recuperarla.
Al poco tiempo, gracias al testimonio de un delincuente que no quiso participar del hecho, fueron detenidos los tres ladrones brasileros. Y se logró reconstruir el hecho que, según la investigación oficial, habría terminado con la fundición de la copa en la joyería que tenía Hernández y a cambio recibieron 15 mil dólares.
Todos fueron juzgados y condenados, aunque también existe la versión de que el verdadero desenlace de la Copa Jules Rimet sería otro: habría sido robado por el encargo de un coleccionista europeo. Un misterio sin resolver. Por lo pronto, en 1984, Brasil recibió un réplica de parte de la FIFA.
Copa del mundo robada en 1983
Así quedó la vitrina de la CBF en diciembre de 1983.