Turismo en Argentina: el pueblito que es una joyita para comer empanadas y churros

A menos de dos horas de la Ciudad de Buenos Aires, hay un lugar que se impone como destino de descanso y delicias criollas, con historia ferroviaria y ritmo de campo.

A solo cien kilómetros de Buenos Aires, un pequeño pueblo del interior bonaerense comienza a hacerse notar en los mapas del turismo rural en Argentina. Con calles de tierra, construcciones bajas y el clásico aroma a pasto húmedo, Villars representa una de esas escapadas donde el tiempo se toma su tiempo.

Lejos de las multitudes y del circuito turístico convencional, esta localidad del partido de General Las Heras apuesta por lo simple. Es esa simpleza, justamente, la que le da valor. Un paisaje dominado por arboledas y casas quintas, ideal para quienes buscan un respiro sin alejarse demasiado de la ciudad.

En medio de ese entorno pausado, hay una oferta gastronómica sorprendente. Es ahí donde aparecen los clásicos reinventados: empanadas doradas, churros crujientes y bodegones con historia. En este contexto, el turismo rural en Villars se presenta como una experiencia integral que combina sabores, descanso y una fuerte identidad local.

Villars

Dónde queda Villars

Villars está ubicado al oeste de la provincia de Buenos Aires, dentro del partido de General Las Heras. El acceso principal es la Ruta Provincial 6, y el pueblo se encuentra a menos de 100 kilómetros del Obelisco, lo que lo convierte en una opción práctica para escapadas de fin de semana.

El trayecto desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires toma aproximadamente una hora y veinte minutos en auto. Esto lo posiciona como una alternativa ideal para quienes quieren evitar largas horas al volante pero desean salir de la rutina urbana.

Villars ofrece una atmósfera que invita al descanso. Sus dimensiones reducidas y su población estable conservan una identidad clara, alejada de modas pasajeras. Aquí, el encanto se encuentra en lo cotidiano.

Qué puedo hacer en Villars

La propuesta principal gira en torno al descanso y la buena comida. Muchas familias optan por alquilar casas quintas para disfrutar del aire libre, organizar picnics o simplemente pasar la tarde bajo la sombra de un árbol. La tranquilidad del entorno se presta para leer, caminar o simplemente no hacer nada.

En el plano gastronómico, los protagonistas son los locales como Lo de Forte (el viejo Bar Manolo), El Encuentro o Lo de Lala, que funcionan como verdaderos templos del sabor rural. Allí, las empanadas fritas, las pastas caseras y los churros rellenos de Las Liebres son un ritual más que un plato. Hay quienes recorren cien kilómetros solo para probarlos.

Para sumar una cuota de historia, el paseo puede continuar en la Vieja Estación de tren, un edificio de dos pisos con arquitectura de inspiración francesa que ahora funciona como museo y biblioteca comunitaria. Conserva objetos, fotos y documentos que narran el pasado ferroviario del pueblo, cuando el tren era el corazón de la actividad local.

Otra opción es caminar por el Monte Vinelli, un área natural poco intervenida que ofrece sombra, canto de pájaros y senderos de tierra. Ideal para quienes disfrutan del contacto directo con la naturaleza sin estructura turística.

Villars

Cómo llegar a Villars

En automóvil, el acceso es directo. Desde la Ciudad de Buenos Aires se toma la autopista Riccheri, se conecta con la autopista Ezeiza-Cañuelas, y desde allí se accede a la Ruta Provincial 6. El camino está en buen estado y bien señalizado, lo que facilita la llegada incluso para quienes no conocen la zona.

Para quienes no disponen de vehículo propio, la alternativa es el colectivo 136, que parte desde el barrio porteño de Caballito y llega a Villars en un viaje de aproximadamente dos horas. Aunque más lento, permite llegar sin complicaciones y a un costo accesible.

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