Al momento de preparar una cheesecake en casa, hay que prestar mucha atención a los detalles, ya que cualquier descuido se puede convertir en un error gravísimo y el resultado no será el esperado.
Para los amantes de la pastelería casera, hay ciertos trucos que se deben tener en cuenta al momento de la preparación. Todos los detalles.
Al momento de preparar una cheesecake en casa, hay que prestar mucha atención a los detalles, ya que cualquier descuido se puede convertir en un error gravísimo y el resultado no será el esperado.
Esta tarta de queso tiene una larga historia, ya que los griegos clásicos ya la hacían para consumo diario con queso fresco sin madurar. Son los primeros en utilizar cuajo de origen vegetal para cuajar la leche, que solía ser de oveja, y conservaban las tartas, que comían con miel, en pozos de agua fría o fresqueras.
Por otro lado, los romanos adoptaron la receta y la mejoraron introduciendo los huevos en la tarta, haciéndola más esponjosa. Añadían huevo al pastel griego y lo sofisticaban. Su receta se extendió por toda Europa, y cada zona lo adaptó a sus gustos, productos, tradiciones y climatología.
En la actualidad, hay una receta general, la cual se debe respetar y ciertos errores que se deben evitar para lograr tener una cheesecake deliciosa y esponjosa. A continuación algunos consejos.
Si se sigue con la tradición mediterránea el queso escogido debería ser el que usaban los griegos, el mató u otro fresco y blando o bien la Ricotta o el mascarpone, también puede ser un Brie francés, lo importante es que tenga una rica textura mantecosa.
Una tarta de queso no es un pastel de papa y queso, por tanto no debería llevar papa, sino harina o maicena de trigo. Si alguien tiene alergia a la harina de cereal se puede poner alguna alternativa como la de garbanzos, pero nunca papa.
La receta original de la Europa mediterránea tampoco contempla los frutos secos, aunque hay quien los incluye. Se debe contar con buenos huevos (clara y yema), harina, manteca (nunca –pero nunca- manteca de cerdo), yogur natural o griego (preferible a la crema de leche), azúcar y ralladura de cáscara de limón.
Una tarta de queso no necesita galleta de base, pero la invasión de cheesecake la ha convertido en un elemento habitual, ya casi imprescindible. Para hacerla, se debe triturar galletas tipo María en un mortero e ir añadiendo a la masa manteca a temperatura ambiente poco a poco.
Cuando la galleta se ha enganchado bien a la manteca es el momento de parar de mezclar. Entonces es imprescindible meterla en la heladera para que repose un buen rato. Las cantidades son 125 gramos de galletas y 75 gramos de manteca.
Al igual que ocurre con la galleta, el uso de varillas eléctricas para batir los ingredientes de la tarta de queso puede hacer que se llene de aire, suba y después se desplome. Como la cheesecake es una tarta plana, es preferible batir a mano “de manera constante”.
Al meter en el molde la pasta de base, y encima el relleno de queso, tiene que estar en el horno 40-45 minutos a 150º. Muy importante es comprobar si ya está hecho pinchando con un palillo o con un tenedor. Si sale limpio, está a punto. “El truco funciona muy bien aunque no hay que abrir demasiadas veces el horno”.
En cuestión de tartas, todo es posible. Aunque se haya hecho pensando en la receta tradicional, y se haya incluido la versión más cool de la galleta, también es interesante destacar que el queso permite jugar con múltiples variaciones, incluso a la hora de moldearlo.