Dicen que todo vuelve. Y quizás por eso, tres amigos y socios gastronómicos decidieron mirar hacia atrás para cocinar el futuro. Carlos Apollonio, Maximiliano Hilale y Axel Guerra -conocidos por crear proyectos como Siete Vidas, Casa Tónica y The Book- se convirtieron en padres durante 2020, ese año incierto que ofreció nuevos comienzos. La paternidad, con sus descubrimientos y rutinas, los inspiró más de lo que imaginaban. Puchero, el nombre del restaurante nace de ahí: no solo por el plato humeante y reconfortante que todos recordamos, sino también por ese “puchero” infantil, mezcla caótica de ingredientes y juegos que hacen los chicos cuando empiezan a conocer el mundo a través de los sentidos.
Así fue como en febrero de 2024, el proyecto tomó forma en una esquina tranquila de Villa Luro, barrio de casas bajas y ritmo sereno. Puchero se define como una cantina moderna, donde el pasado culinario de Buenos Aires -marcado por la inmigración italiana y española- se fusiona con técnicas actuales, estética cuidada y una energía familiar y cercana. La cocina está a cargo del chef Santiago Méndez, que comparte la visión del trío fundador: ofrecer comida con sabor a recuerdo, pero con presentación y precisión de alta gastronomía.
El espacio acompaña esa idea: molduras clásicas de madera, una puerta restaurada en celeste pastel, grandes ventanales que dejan entrar el sol de la tarde y una terraza con enredaderas que trepan hacia el cielo. En total, en Puchero hay lugar para más de 150 comensales distribuidos entre el salón principal, el deck calefaccionado de la vereda y el primer piso, que además cuenta con una cava secreta para eventos y cenas privadas. Como broche, un bar oculto -The Book- permite seguir la noche entre cócteles de autor, vinilos y conversaciones largas.
Que se puede probar en Puchero
La carta es amplia y para todos los gustos, con espíritu de cantina refinada. Para arrancar, hay embutidos, escabeches y quesos que se sirven en tabla, además de buñuelos, empanadas de carne braseada con comino y provoletas con panceta crocante. Las pastas son caseras, hechas a diario, y conviven con risottos como el de pulpo español o el de remolacha asada. También hay milanesas gigantes con papas rejilla, carnes flambeadas, pastelitos de papa con ragout de ternera, cazuelas de mariscos y una imperdible paella para dos.
Pero si hay un hit que define al restaurante, es el chipá relleno de mollejas crocantes, con huevo pocheado encima y una salsa untuosa que pide pan para no dejar nada. Para quienes buscan opciones sin carne, hay platos veganos como el risotto de calabaza o el sándwich Rosedal, con berenjenas en escabeche, espinaca y mozzarella de almendras. Y para los mediodías, se suman alternativas más livianas como tostados XL, medialunas rellenas, churros o yogur con granola artesanal.
El cierre dulce merece una mención especial: la Copa Puchero con helado, frutos secos y una lámina de oro comestible; el flan mixto bien casero, el vigilante con dulce de batata y queso, el tiramisú cremoso o el cheesecake de pistacho y maracuyá, todos servidos con elegancia pero sin pretensión.
La barra vermutera del salón invita a redescubrir clásicos como el Negroni, el Boulevardier o el Cynar Julep, mientras que The Book -el bar oculto- ofrece una carta más lúdica con cócteles de autor y catas temáticas. Además, Puchero organiza actividades especiales, como cenas maridadas con perfumes, noches de tarot y vermú, o take away patrios con locro, empanadas y guisos según la fecha.
En definitiva, Puchero no es solo un restaurante: es una celebración de la memoria emocional y del sabor porteño, con corazón joven y mirada contemporánea. Ideal para ir en pareja, con familia o con amigos que saben que los mejores momentos se sirven en plato hondo.
Dónde queda Puchero
Puchero está ubicado en Av. Rivadavia 10300, Villa Luro.