Es sabido que en la Argentina, una semana política equivale en eventos y preocupaciones a varios meses de otros países. La que pasó -y quizás la que viene- no han sido la excepción. Superado con esfuerzo el trauma del cierre de listas bonaerense dentro del oficialismo y la oposición, nuevas tensiones surgieron para ambos espacios.
En el caso del gobierno, la mala gestión financiera llevó a un recalentamiento del precio del dólar, aún luego de un aumento desmedido de la tasa de interés. Tanto una cosa como la otra ya tienen efectos complicados en la economía real. El traslado a precios en varios productos -que van desde los básicos o los autos cero kilómetro- es una realidad, aún cuando el impacto es limitado porque la recesión y la falta de venta obligan a productores, distribuidores, mayoristas y comerciantes a absorber algo de los incrementos para que no sigan cayendo las ventas. La suba de tasas y el encarecimiento del crédito repercuten en una economía con una actividad por el suelo, enfriándola aún más. El cierre de 13 mil pymes, según cifras oficiales, parece ser sólo el comienzo de una debacle que no encuentra fondo. En este contexto, el propio presidente y su ala económica recorrieron canales de streaming amigos intentando culpar a otros por la suba del dólar oficial. El ministro Luis Caputo atribuyó la volatilidad al “riesgo kuka” y el presidente señaló a Victoria Villarruel como la responsable por haber habilitado la sesión del Senado en el que se votaron las leyes para los jubilados y la emergencia en discapacidad. Las contradicciones saltan a la vista. Los funcionarios dicen que el plan está firme pero cualquier acción mínima de propios y extraños lo desestabiliza. ¿Cuál es el “riesgo kuka” si la principal líder de la oposición está presa y su fuerza sumida en internas? ¿Cómo se defiende un superávit basado en el incumplimiento de las obligaciones más básicas del Estado?
El lunes estarán publicados en el boletín oficial los vetos que Javier Milei firmó hoy. Todo indica que la oposición en diputados no tratará de rechazarlos el próximo miércoles en una sesión convocada por varios bloques y que, de concretarse, significaría un revés aún más duro para los libertarios por otros proyectos. El temario incluiría el financiamiento de las universidades y del hospital Garrahan.
Ayer se reunió el bloque de Unión por la Patria, Germán Martínez a la cabeza con el de Miguel Pichetto, Facundo Manes, la Coalición Cívica, entre otros, para convocar la sesión especial. El pedido es avalado por los gobernadores, que buscarán además tener sanción definitiva del proyecto para repartir los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) a las provincias, que ya tiene la aprobación del Senado.
Se incluye también el rechazo a los DNU que disuelven Vialidad Nacional y cambia el estatuto de la Marina Mercante, además del decreto que transformó el Banco Nacional de Datos Genéticos. Como decíamos, hay cierta consenso en que no es conveniente intentar rechazar los vetos esta semana. Diputados del peronismo aseguran que el temario será el que describíamos más arriba y que los vetos se tratarán cuando esté el número para rechazarlos. En “Democracia para siempre” aseguraban en off que el bloque considera muy difícil construir los dos tercios con tan poco tiempo y que sería mejor hacer la sesión en plena campaña de cara a octubre. Eso permitiría recoger heridos del cierre de listas y, al mismo tiempo, exponer al gobierno en su “política de la crueldad” para que pague costos políticos.
La cita quizás también represente el estreno del nuevo espacio que anunciaron los gobernadores de Córdoba, Martín Llaryora, de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, de Chubut, Nacho Torres, de Jujuy, Carlos Sadir y de Santa Cruz, Claudio Vidal. En el gobierno hay confianza de que el nuevo bloque de poder no tendrá efectos inmediatos en este tipo de votaciones y que la pretensión, declamada por ellos, de preservar el equilibrio fiscal será determinante. Se sabrá a partir del miércoles porque, si bien es cierto que los mandatarios que se unieron apoyaron en el comienzo buena parte de las medidas de ajuste del gobierno, también es verdad que en el último tiempo han mostrado diferencias que influyeron incluso en la conducta de los legisladores de sus provincias.
Está claro que el peor dato de todos para el oficialismo es que perdió casi por completo su capacidad de instalar agenda. Los temblores cambiarios, la caída catastrófica en la actividad, la creación de un nuevo espacio político, la embestida legislativa opositora y hasta la denuncia contra el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, por tráfico de influencias lideran el debate público con poca posibilidad de control por parte de la Casa Rosada. El esfuerzo -con suerte dispar- de los funcionarios más encumbrados por hacer control de daños demuestra la preocupación por esa pérdida de la impronta política.
Mientras tanto, el macrismo vive momentos de definición de cara al viernes que viene cuando venza la presentación de alianzas para la elección nacional del 26 de octubre. Mientras Mauricio Macri ha aceptado la evidencia de su derrota y busca conseguir los mejores lugares posibles en una réplica del acuerdo bonaerense con La Libertad Avanza, su primo Jorge duda acerca de si eso es lo más conveniente o debería explorarse una entente con sus ex socios de Juntos por el cambio. Para poder decidir eso con cierta representatividad, consiguió que la asamblea del PRO le delegue la decisión de firmar los acuerdos de la ciudad. Tiene pocos aliados que lo secunden en su postura. Solamente María Eugenia Vidal parece mantenerse a su lado, motivada por el rechazo que tiene Karina Milei hacia ella.
En el peronismo las cosas no están más claras. Se arribó de modo sufrido a la unidad para las elecciones provinciales del 7 de septiembre pero las fricciones y los pases de factura de cara a las legislativas de octubre representan un problema de difícil resolución. Fue Juan Grabois el que encendió la mecha cuestionado el rumbo de la discusión por los nombres en las listas y apuntando, sobre todo, contra el líder del Frente Renovador, Sergio Massa. La respuesta del FR no se hizo esperar con modos más airados o más diplomáticos. En el Movimiento Derecho al Futuro, del gobernador Axel Kicilloff hubo silencio, al igual que en La Cámpora. Aunque en esta última agrupación, varios dirigentes aseguraron, en estricto off, que Grabois dice lo que a veces los demás no pueden decir. Quizás como apoyo o como distensión de la interna, Máximo Kirchner se mostró con el dirigente social en Lomas de Zamora y Grabois morigeró sus dichos.
Más allá del necesario debate acerca del rumbo que el panperonismo debe tomar como alternativa al gobierno de Milei, está claro que presentarse separados el 17 de agosto -fecha en que vence la presentación de listas para las nacionales- no parece ser una buena señal para un electorado que se ha mostrado apático y que tiene que votarlos (juntos) el 7 de septiembre en las provinciales. Si no se logra una síntesis que vuelva a representar a las mayorías, hoy agredidas por la motosierra libertaria, está claro que aquella frase de Cristina Kirchner el 25 de mayo puede continuar plasmándose en las elecciones venideras: “Milei pierde votos pero nosotros no los recuperamos”.