Una nueva polémica envuelve las reuniones previas al cónclave que se desarrollan en el Vaticano: luego de que un cardenal condenado por escándalo financiero aceptara no participar de la votación, trascendió que otro purpurado sancionado por el papa Francisco está participando de las congregaciones generales.
Se trata del peruano Juan Luis Cipriani, exarzobispo de Lima, a quien Bergoglio sancionó en 2019 por un presunto caso de abuso sexual. En ese momento, la oficina de prensa del Vaticano informó que las restricciones disciplinarias incluían la prohibición de llevar símbolos cardenalicios y hacer declaraciones públicas y el exilio de su país natal.
Sin embargo, Cipriani se presentó al último adiós de Francisco vestido con sus hábitos de cardenal y está participando de las congregaciones generales del Colegio Cardenalicio, algo que viola las restricciones impuestas en vida por Francisco. Por su edad, no puede votar en el cónclave, ya que tiene 81 años.
La ONG estadounidense Bishop Accountability, especializada en casos de violencia clerical, le pidió al Vaticano que le prohíba participar en las reuniones. La codirectora de la organización, Anne Barrett, advirtió que su presencia envía un "mensaje equivocado" sobre la postura de la Iglesia.
Cardenal Juan Luis Cipriani
Cipriani acudió al funeral y rezó junto al féretro del papa Francisco.
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"La participación de Cipriani se burla de la declaración de los cardenales sobre la supuesta importancia del problema de los abusos. Garantiza a los obispos abusadores el continuo apoyo de sus colegas, al tiempo que envía un mensaje preocupante a las víctimas de abusos. Reaviva la inquietante idea de que la Iglesia es más segura para el clero acusado que para los niños", sostuvo.
El portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, aseguró en rueda de prensa que "no tenía indicaciones" sobre la presencia del peruano y que se informaría sobre el tema, aunque señaló que no se han divulgado de forma completa todas las sanciones impuestas al cardenal, reportó la agencia EFE.
Según explicó el Vaticano, las sanciones se impusieron luego de que Cipriani renunciara como arzobispo de Lima y él mismo las aceptó, algo que la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) confirmó en un comunicado. En una extensa carta, el cardenal expresó su "sorpresa y dolor" y lamentó que se dan "por ciertos unos hechos no probados".