Si tenés cáscaras de huevo, no las tires: por este motivo hay que guardarlas

Muchos las desechan sin saber que podrían estar cometiendo un error, ya que puede utilizarse para algo muy importante en plantas o jardines.

Cuando cocinamos huevos, lo más habitual es descartar las cáscaras sin pensar demasiado. Sin embargo, este residuo cotidiano puede convertirse en un verdadero aliado en el jardín si se reutiliza de manera adecuada.

Desde hace años, muchos aficionados a la jardinería descubrieron que las cáscaras de huevo aportan nutrientes esenciales al suelo, lo que favorece el crecimiento de distintas especies vegetales. Su uso no solo es práctico, sino también amigable con el ambiente y el bolsillo.

El calcio presente en estas cáscaras, junto con otros minerales como el magnesio y el fósforo, contribuye a fortalecer las raíces, mejorar la calidad del sustrato y evitar ciertos problemas comunes en cultivos de huerta o plantas ornamentales.

Cáscara de huevo

Cómo se puede reutilizar las cáscaras de huevo

El primer paso es limpiar bien las cáscaras, eliminando cualquier resto de clara o yema. Luego, hay que dejarlas secar por completo, preferentemente al sol o dentro del horno apagado, para evitar la proliferación de hongos o malos olores.

Una vez secas, se pueden triturar con la mano o con un mortero. Cuanto más pequeñas queden las partículas, más fácilmente se descompondrán en la tierra, liberando sus propiedades beneficiosas.

El polvo obtenido se puede esparcir sobre la tierra de macetas o canteros, o mezclar directamente con el sustrato al momento de hacer un trasplante. También existe la opción de utilizar trozos más grandes como barrera natural contra plagas como babosas o caracoles. En este caso, se recomienda colocarlos alrededor de la base de la planta para crear una superficie áspera que impida el avance de estos visitantes no deseados.

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Además, algunas personas combinan las cáscaras con otros restos orgánicos para hacer compost casero, potenciando así su efecto como fertilizante.

Es importante tener en cuenta que su uso debe ser moderado, especialmente en suelos calcáreos, ya que un exceso de calcio puede alterar el pH y afectar a determinadas especies. Y aunque son una buena fuente de nutrientes, no sustituyen a un fertilizante completo, por lo que conviene complementarlas con compost u otros abonos orgánicos.

Revalorizar este desecho cotidiano es una forma sencilla de contribuir al cuidado del planeta y, al mismo tiempo, mejorar la salud de tus plantas. Una pequeña acción que puede tener un gran impacto en tu jardín.

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