Este martes se publicó un prefacio escrito por el papa Francisco de un libro que se publicará el 24 de abril. En el texto, el sumo pontífice reflexionó sobre la muerte y el paso hacia la vida eterna.
Se conoció un prólogo escrito por el sumo pontífice para el libro “En espera de un nuevo comienzo. Reflexiones sobre la vejez”, del cardenal Angelo Scola.
Este martes se publicó un prefacio escrito por el papa Francisco de un libro que se publicará el 24 de abril. En el texto, el sumo pontífice reflexionó sobre la muerte y el paso hacia la vida eterna.
Se trata de un prólogo que escribió Francisco para el libro “En espera de un nuevo comienzo. Reflexiones sobre la vejez”, del cardenal Angelo Scola, arzobispo emérito de Milán. Según las palabras de Francisco, el libro es “una combinación rara de experiencia personal y sensibilidad cultural”.
“La muerte no es el fin de todo, sino el comienzo de algo. Es un nuevo inicio. El título lo dice con sabiduría: es un nuevo comienzo, porque la vida eterna, que quienes aman ya experimentan en la tierra en las ocupaciones cotidianas, es el inicio de algo que no tendrá fin. Y es precisamente por eso que es un ‘nuevo’ comienzo, porque viviremos algo que nunca hemos vivido plenamente: la eternidad”, escribió el Papa.
En texto también reflexiona sobre la vejez y cómo el ser humano llega a esa etapa de la vida. “Es cierto que envejecemos, pero ese no es el problema: el problema es cómo envejecemos. Si acogemos con gratitud y reconocimiento el tiempo (incluso largo) en el que experimentamos la disminución de las fuerzas, el aumento del cansancio corporal, los reflejos ya no iguales a los de la juventud, pues bien, incluso la vejez se convierte en una edad de vida”, manifestó.
Acto seguido el Papa exhorta a no tener miedo de aceptar el envejecimiento “porque la vida es vida y edulcorar la realidad significa traicionar la verdad de las cosas. De esta manera, Francisco propone devolverle el orgullo a un término que con demasiada frecuencia se considera malsano. “Decir ‘viejo’ no significa ‘ser desechado’, como a veces nos hace pensar una cultura degradada del descarte”, señaló
Luego remarcó que “decir viejo, en cambio, significa decir experiencia, sabiduría, conocimiento, discernimiento, reflexión, escucha, lentitud... ¡Valores que necesitamos desesperadamente!”.
“El papel de los abuelos es de importancia fundamental para el desarrollo equilibrado de los jóvenes y, en última instancia, para una sociedad más pacífica, porque su ejemplo, sus palabras, su sabiduría pueden inculcar en los más jóvenes una visión de largo plazo, la memoria del pasado y el anclaje en valores que perduren”, completó.