Tras la muerte del papa Francisco, ocurrida este lunes por un derrame cerebral, la Iglesia Católica se dispone a elegir un nuevo Papa. Para eso se convocará a un cónclave en el Vaticano, que podrá comenzar entre el 5 y el 10 de mayo. Allí, cardenales de todo el mundo se reunirán en la Capilla Sixtina para deliberar.
Durante el proceso en el que se elige al nuevo Sumo Pontífice, cobra protagonismo la antigua tradición de la fumata, una señal de humo que comunica al mundo los avances de la votación.
Qué significa que la fumata sea negra o blanca
La Capilla Sixtina emite dos tipos de humo: negro o blanco, cada uno con un significado diferente. El humo negro aparece cuando las votaciones no han alcanzado el consenso necesario (dos tercios de los votos) para elegir a un nuevo Papa e indica que el proceso continúa. Es el resultado de quemar las papeletas con productos químicos que oscurecen el humo.
La fumata blanca anuncia al mundo que los cardenales han elegido a un nuevo Pontífice. La señal se produce al quemar las papeletas con compuestos que generan un humo blanco visible, y suele ir acompañada del repique de campanas.
Se trata del momento culminante del cónclave. Minutos después, un cardenal sale al balcón de la Basílica de San Pedro y grita la reconocida frase: "¡Habemus Papam!".
Este sistema se instauró por primera vez en la votación de 1225, tras la muerte de Gregorio X. Anteriormente, se anunciaban los resultados a través del sonido de campanas.
A pesar del avance tecnológico, el Vaticano mantiene este antiguo ritual por su fuerte carga simbólica. De hecho, el 13 de marzo de 2013, cuando Jorge Bergoglio fue elegido como el Papa número 266 y se convirtió en el primer argentino en liderar la Iglesia Católica, se utilizó este mismo método.