En ese sentido, el empresario detalló que antes de Cromañón "habíamos traído los sprinklers, que son unos rociadores de agua que se activan de manera automática a una determinada temperatura y yo los había visto que estaban en todas partes en los hoteles de los Estados Unidos”. “Los instalamos en lugares como el guardarropa, el depósito, sala de máquinas y en aquellos lugares donde podía haber hipótesis de incendio, pero todo por iniciativa propia”, agregó en diálogo con C5N.
"Todo era para cuidar tu patrimonio, pero no había normas ni existían determinados compromisos que había que cumplir para poder lograr una habilitación como local de baile”, analizó Fabré, quien con sinceridad entiende que por esos años "nunca nos habíamos tomado el tema con toda la seriedad que corresponde”.
“Allá por la década de los '90 Bomberos nos exigió el sistema de incendios, la ubicación de los splinkers, la ubicación de una reserva de agua, esos fueron los primeros movimientos para darle a estos tipos de locales una seguridad distinta”, detalló.
Cromañón
Se cumplen 20 años de la masacre de Cromañón.
Por su parte, Roger Rugilo, productor y dueño del pub Mr Jones, abierto un año antes de la masacre de Cromañón en la localidad bonaerense de Ramos Mejía, en la zona oeste de la provincia de Buenos Aires, relató sus sensaciones y recordó el proceso de habilitación de su local durante 2003.
“Cuándo yo abrí acá hablé con un gestor para habilitar, me dijo que me quedara tranquilo que estaba todo bien, cuestión que cuando abrí se empezó a demorar la habilitación y después de un mes me entero que la zona no era apta para shows en vivo”, recordó en un primer momento.
Para luego sumar que a partir de ello, tras una serie de trámites, "presenté en el Concejo deliberante de La Matanza una nota con pedido de excepción y al poco tiempo salió la habitación”. “Empecé a laburar, pero el tema seguridad era muy light. Por ejemplo, la puerta que abre para afuera no existía, el barral antipánico no existía, o quizá si en algún lado, pero no en los locales comerciales. Ningún bar en ese momento tenía ese sistema”, reveló.
“En ese momento, para las habilitaciones, que yo me acuerde ni siquiera tuve que pedir algo en Bomberos sinceramente. Era la habilitación municipal y los controles normales. El tener la libreta sanitaria del personal y esas cosas”, detalló.
De todas maneras, pese a la escasez de controles, para Roger, "la gente antes no pensaba en que podía llegar a pasar algo, la realidad es que no. Yo igual la verdad como dueño del lugar tenía siempre mis recaudos y no quería que entrara más gente de la permitida, eso lo manejé siempre así y lo sigo manejando”.
Cómo fue la seguridad en los boliches y locales después de Cromañón
“Apenas termina Cromañón todas las habilitaciones de locales de baile automáticamente quedan caducas y ahí se inicia una nueva etapa donde las exigencias y los requisitos para poder habilitar los locales de baile comienzan a ser muchos más severas, tanto del gobierno como de Bomberos”, explicó Fabré.
Pero anterior a ello, el dueño de New York City recordó que poco tiempo antes "Ibarra había comenzado a hacer lo que no se había hecho antes, por primera vez había intentado hacer las cosas bien", al llevar a cabo durante noviembre un congreso de discotecas en el Hotel Panamericano, donde Bomberos mandó un oficial y "comenzamos a entender qué era la seguridad. Hasta ese momento no sabíamos lo que era, no éramos conscientes. Pero no fue suficiente. La tragedia de Cromañón sucedió 30 días después".
Ricardo Fabre -
"Hasta ese momento no sabíamos lo que era la seguridad, no éramos conscientes", reconoció el dueño de New York City.
Desde ese entonces, post masacre de Cromañon, "comienza a haber de parte del empresario un cambio de conciencia, se comienza a verlo de otra manera” . “Antes estaba la señalización, los hidrantes, pero no nos podemos quedar ahí con que eso era seguridad. La seguridad es mucho más”, agregó el empresario.
Luego recordó que "la actividad estaba totalmente cerrada y cada local tuvo que volver a habilitar sus cosas. Los habilitaba el Gobierno de la Ciudad y por otro lado Bomberos. Comenzaron a tener múltiples documentos que había que cumplimentar. A nosotros particularmente, como lugar emblemático, nos tuvieron casi un año cerrados porque los nuevos funcionarios no te paraban de pedir cosas nuevas, que quizás eran como excesivas”
En la zona oeste de la provincia de Buenos Aires, Rugilo recuerdo que luego de Cromañón "nunca me dijeron que cierre, sí nos notificaron que había modificaciones y que se iba a empezar a inspeccionar por parte del municipio de La Matanza. Todo esto pasó semanas después, fue bastante rápido”.
“Se nos notificó y a partir de ahí tuvimos que ir a hacer la habilitación anti siniestral que al día de hoy cada seis meses tenemos que renovarlo en Bomberos del Mercado Central y se nos informaron sobre cambios a hacer en tema seguridad, señalizaciones, cartelería, luces de emergencia, censores de humo, antes de eso no había nada”, manifestó el dueño de Mr Jones.
Mr Jones - bar nota cromañón
Roger abrió Mr Jones en Ramos Mejía un año antes de la tragedia de Cromañón.
La visión sobre las responsabilidades en la masacre de Cromañón
Ambos empresarios fijaron una postura diferente al momento de hablar sobre los responsables de lo ocurrido el 30 de diciembre de 2004.
“Yo creo que Omar Chabán no era consciente de lo que podía llegar a pasar dentro de Cromañón, nadie era consciente que esa media sombra podía producir tanto daño. Pero haber cerrado las puertas... . vos tenés todas las entradas vendidas, lo conveniente es dejar las puertas abiertas de par en par total ya el ingreso del dinero se ha producido, el negocio ya lo tenías hecho”, señaló Fabré en un primer momento.
Para luego sentenciar que "tener cerrada la puerta de salida con candado me parece una actitud totalmente irresponsable. Ahí creo que está la gran responsabilidad de Omar Chabán, en su ambición desmedida de haber cerrado las puertas".
Por su parte, Roger Rugilo marcó su postura y entiende que Chabán "fue el único que pagó, tenían que haber pagado mucho más, principalmente la banda”.
“Para mí los mayores culpables fueron los de la banda. Chabán como dueño del lugar se subió al escenario, eso está grabado, cuando arrancó el show o estaba por empezar y dijo: 'Por favor no tiren más bengalas o no hay show'. Ahora, si lo digo yo como dueño del lugar no pasa nada, en cambio si lo dice el artista o el que encabeza la banda, no se tira más nada”, enfatizó.
“Para mí el peor problema que hubo ahí es que hubo una salida de emergencia que estaba cerrada. Eso sí es responsabilidad del dueño, que capaz ni estaba enterado”, concluyó sobre el tema.
¿Se aprendió algo a 20 años de Cromañón?
“Yo tengo mis dudas lamentablemente de si la gente aprendió algo 20 años después de Cromañón. Me parece que cuando pasa el tiempo la gente se va olvidando, cuando debería darle más bola”, analizó el dueño de Mr Jones.
Por su parte, Fabré, luego de señalar que en Argentina "lamentablemente siempre se reacciona ante la tragedia”, sostuvo en una charla con C5N que "se aprendió de Cromañón, los empresarios que forman parte de la cámara son responsables y todo el mundo consciente de todas las medidas, la gente sin duda que ha aprendido”.
De todas maneras, pidió hacer foco en las actuales habilitaciones de los lugares ya que considera que muchos deberían estar cerrados: "No por falta de seguridad, pero sí por la falta de higiene y la estándares de calidad. No se controla la limpieza, se controla solo la seguridad”.