En Argentina, más del 60% de la población tiene exceso de peso, y este problema se está agravando cada vez más, afectando especialmente a los jóvenes.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una enfermedad crónica y multifactorial que se erigió durante el último tiempo como uno de los principales problemas de salud pública a nivel global.
En Argentina, más del 60% de la población tiene exceso de peso, y este problema se está agravando cada vez más, afectando especialmente a los jóvenes.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad es una enfermedad crónica y multifactorial que ha emergido como uno de los principales problemas de salud pública a nivel global. Además del aumento de peso, esta condición aumenta significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer. También impacta de manera severa la salud mental y emocional de quienes la padecen, disminuyendo tanto la calidad de vida como la esperanza de vida.
En el Día Mundial de la Obesidad y frente a este panorama, los especialistas coinciden en la necesidad de abordar la obesidad desde un enfoque integral que contemple prevención, diagnóstico temprano y tratamientos personalizados.
También es esencial cambiar la percepción social sobre la obesidad, viéndola como una enfermedad crónica que requiere un tratamiento médico especializado. Es crucial impulsar políticas públicas que fomenten hábitos de vida saludables, promover la actividad física y garantizar un acceso adecuado a los tratamientos.
Para la doctora Priscila Antozzi (M.N22261), directora del Centro de Cirugías Especiales de Bahía Blanca y vicepresidente de la Sociedad Argentina de Cirugía de la Obesidad (SACO), la obesidad es una enfermedad de creciente incidencia en el país debido a varios factores, entre los que destacan el aumento del sedentarismo, el consumo de alimentos ultraprocesados y la falta de un enfoque multidisciplinario en el tratamiento de la patología.
“El sobrepeso y la obesidad afectan a una gran parte de la población, pero la falta de educación sobre la enfermedad y la escasa presencia de políticas públicas de prevención y tratamiento agravan la situación”, explica Antozzi.
Además, la especialista señala que la obesidad está estrechamente relacionada con trastornos de salud mental como la depresión y la ansiedad. La estigmatización social y la discriminación hacia las personas con obesidad pueden empeorar estos problemas, provocando que las personas afectadas enfrenten dificultades en sus relaciones cotidianas e incluso se vean aisladas socialmente. “Las personas con obesidad severa a menudo sufren debido a la percepción negativa de los demás y la dificultad para participar en actividades sociales, lo que impacta de manera importante en su bienestar emocional”, agrega Antozzi.
El doctor Luciano Poggi, miembro de la comisión directiva de la Asociación Peruana de Cirugía y Enfermedades Metabólicas (Apcbem), destaca que la obesidad no debe ser vista como un simple problema estético, sino como una condición que compromete la salud tanto física como emocional.
En su país, el 62% de la población enfrenta el exceso de peso, y Poggi explica que esto no solo aumenta el riesgo de enfermedades no transmisibles, sino que puede reducir la expectativa de vida en hasta 10 años, particularmente en casos de obesidad severa.
Por otro lado, en Chile, el 74% de su población adulta enfrenta problemas de obesidad y sobrepeso. El doctor Rodrigo Muñoz, presidente de la Sociedad Chilena de Cirugía Bariátrica y Metabólica (Sccbm), hace hincapié en la importancia de reconocer que la obesidad va más allá de la fuerza de voluntad.
“Existen factores biológicos, genéticos y metabólicos que dificultan la pérdida de peso. Sin un enfoque médico adecuado, que contemple tratamientos nutricionales, farmacológicos y, en algunos casos, intervenciones quirúrgicas, es casi imposible obtener resultados sostenibles en el tiempo”, explica el Dr. Muñoz.