El Gobierno sufrió una paliza en el Senado como consecuencia de dos procesos que vienen avanzando a distintas velocidades. Por un lado, el deterioro en la capacidad de gestión de los gobernadores, en función del cierre de la obra pública y la confiscación de hecho de los fondos que les corresponden por ley. Ese malestar se viene macerando a fuego lento y fue in crescendo conforme las promesas hechas por Santiago Caputo y Guillermo Francos no se cumplían.
No es casualidad que el anticipo de la votación del jueves en el Senado se hiciera tres semanas antes en el Consejo Federal de Inversiones (CFI), luego de una muy mala reunión de algunos de los dialoguistas con Francos. Un documento rubricado por las 23 provincias y CABA anunciaban que promoverían los proyectos para recuperar los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y el monto del impuesto a los combustibles líquidos que les corresponden.
Pero si el Gobierno fracasó en sostener las expectativas que generaron las promesas incumplibles de su ala más política, también ensayó otra aventura que detonó la relación con una velocidad fulminante. No es una novedad que Karina Milei y los Menem -los primos Lule y Martín- dinamitaron muchas de las relaciones con los gobernadores a partir de intentar instalar listas que conservaran la pureza libertaria, incluso en distritos que consideraban aliados.
El caso Corrientes es paradigmático. Gustavo Valdés, el mandamás provincial, acompañó con elogios las políticas de Milei e incluso hizo que Leandro Zdero, el gobernador del Chaco sobre el que tiene gran influencia, anunciara un acuerdo con LLA en su provincia. Sin embargo, el proceso de acuerdo en Corrientes se vio abortado cuando estaba casi cerrado por la decisión de Karina y sus laderos de apoyar una lista encabezada por el estrambótico diputado Lisandro Almirón. En el Senado, los delegados de Valdés votaron contra el gobierno.
Más allá de cómo le vaya en las elecciones de octubre al Gobierno, romper acuerdos con quienes influyen en el voto de diputados y senadores no puede garantizarle otra cosa que turbulencias en el presente. Tampoco queda demasiado claro cuál es el nivel de pureza que pretenden quienes organizan una fuerza completamente nueva y cuyo armado de listas en 2023 se produjo de modo aluvional, en medio de denuncias alrededor de los criterios elegidos para seleccionar candidatos y candidatas.
Pero, volviendo a la raíz del conflicto, con el abandono de las funciones esenciales más básicas de un gobierno -solo para sostener las condiciones que le permitan el pago de deuda al Fondo- el Presidente generó un efecto de disolución nacional de baja intensidad. Un sálvese quien pueda en cada distrito de nuestro país. Con el abandono de la negociación política, su hermana convirtió esa situación en un caos inmanejable.
Para paliar ese efecto, el Gobierno planea volver a discutir fondos y prebendas para algunos, algo que además le permita sostener los vetos en el Congreso. La estrategia puede salirle bien, pero quizás sea demasiado tarde porque ya fue discutida en el CFI. La advertencia de los gobernadores más combativos a los otros fue clara: “No nos usen ahora a nosotros para subirse el precio y luego negociar solos”.
Las consecuencias de ese debate pudieron verse en el senado el jueves. Toda la mañana, el oficialismo diseminó el dato de que los senadores dialoguistas solo votarían los proyectos que les garanticen la vuelta de los fondos coparticipables a sus provincias y pospondrían los proyectos relacionados con los jubilados, las personas con discapacidad, los damnificados de Bahía Blanca y otros, para no afectar el superávit fiscal. Pero eso no fue lo que pasó. La idea de Unión por la Patria de discutir primero todos esos temas fue aceptada por la gran mayoría.
Como conclusión general de todo este proceso, podría decirse que confederación de provincias no es igual a un país, pero es algo mejor que la desintegración total del territorio nacional. En eso parece coincidir parte de la oposición. Si el Gobierno no asimila el nuevo escenario, es muy probable que lleguen más jornadas como la del jueves.