Un curioso estudio acaba de vincular los hábitos alimenticios con el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, un vínculo que hasta ahora había quedado opacado por otros factores mejor conocidos, como el consumo de tabaco.
Una Investigación demuestra cómo componentes metabólicos influyen en tumores. El equilibrio dietético emerge como una clave preventiva.
Un curioso estudio acaba de vincular los hábitos alimenticios con el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, un vínculo que hasta ahora había quedado opacado por otros factores mejor conocidos, como el consumo de tabaco.
La investigación destaca el papel del glucógeno, un carbohidrato que almacena energía en el cuerpo, como posible "combustible" para el crecimiento de tumores pulmonares. Este hallazgo desafió a las creencias tradicionales, como así también abrió nuevas vías para la prevención y el tratamiento.
El adenocarcinoma pulmonar, responsable del 40% de los casos globales de cáncer de pulmón y principal causa de muerte oncológica en Estados Unidos, fue el foco del análisis. Los resultados sugieren que la acumulación de glucógeno en células cancerígenas potencia la agresividad de los tumores, especialmente en personas no fumadoras. Esto refuerza la idea de que la dieta podría ser un factor determinante, incluso en ausencia de otros riesgos como el tabaquismo.
La investigación, liderada por Ramon Sun y su equipo, identificó que el glucógeno actúa como un "metabolito oncogénico". A mayor concentración de este polisacárido en las células tumorales, más acelerado y peligroso resulta el crecimiento del cáncer.
Para validar esta teoría, se realizaron pruebas en ratones: aquellos alimentados con una dieta similar a la occidental, rica en componentes que elevan el glucógeno en sangre, mostraron un avance tumoral importante. Por el contrario, reducir los niveles de este carbohidrato frenó la expansión de la enfermedad.
Este descubrimiento permite explicar cómo ciertos patrones en la dieta aumentan el riesgo, como así también apunta a soluciones concretas. Actualmente, existen fármacos capaces de regular los niveles de glucógeno, lo que podría integrarse en futuros tratamientos. Además, el estudio remarca la importancia de una alimentación equilibrada como estrategia preventiva.
El especialista remarca que, al igual que ocurrió con las campañas antitabaco, es muy importante impulsar políticas públicas que promuevan elecciones alimentarias saludables. "La prevención del cáncer debe incluir concientización sobre la dieta como herramienta clave", señaló el investigador. Así, el equilibrio nutricional se consolida no solo como un aliado terapéutico, sino como un escudo frente a una de las enfermedades más letales.