Sin importar con qué nombre se los conozca, los pochoclos, palomitas o pororó son uno de los snacks más populares a nivel mundial. Aunque tradicionalmente los asociamos con los que compramos ya listos en el cine, o con los paquetes para microondas que se consiguen en el supermercado, prepararlos en casa es muy rápido y llevan pocos ingredientes. No obstante, a muchos se les quema y para ello hay ciertos tips que hay que seguir.
El maíz que se usa para preparar pochoclos es el pisingallo, que se vende en cualquier almacén o dietética. Se diferencia del maíz tradicional porque su grano es más pequeño y redondeado. También es más seco y menos dulce, lo que ayuda a conseguir la textura y el sabor tradicionales de las palomitas.
Los pochoclos aportan aproximadamente 370 calorías cada 100 gramos. Si no se les agrega manteca o azúcar en exceso, se considera que es una buena opción para un snack. La clave es no comerlo en grandes cantidades: una taza por persona es una porción suficiente para saciar el hambre y tiene unas 100 calorías.
El truco para que no se quemen los pochoclos
Hacer pochoclos en casa es muy rápido y fácil. El problema más habitual es que se quemen, pero esto puede evitarse si se conoce la técnica adecuada para prepararlos y que exploten la mayoría de los granos, sin desperdiciar nada. Los ingredientes básicos son 100 gramos de maíz pisingallo, tres cucharadas de aceite y sal a gusto.
El primer paso es colocar el aceite en una olla y llevarla a fuego medio alto. Es importante usar una olla con fondo grueso, para que el calor se distribuya de manera pareja, y tiene que tener una tapa que le calce bien. Una vez que el aceite esté bien caliente, hay que agregar la sal y el maíz pisingallo. Si vas a preparar mucha cantidad, es mejor hacerlo por tandas y no todo de una vez.
A partir de este momento, el truco es revolver el maíz constantemente con una cuchara de madera. Esto ayudará a que todos los granos queden cubiertos de aceite pero no estén en contacto con la olla durante mucho rato, lo que evitará que se quemen. Cuando los granos empiecen a explotar y ya no puedas mantenerlos dentro de la olla, colocá la tapa.
Es importante no tapar la olla por completo, sino dejar una ranura para que el vapor pueda salir y los pochoclos no se humedezcan. Si es posible, seguí revolviendo por debajo de la tapa o agitá la olla para mover los granos. Estarán listos cuando pasen más de cinco segundos sin que escuches explotar ningún pochoclo más. En este momento podés agregarles azúcar, sal, caramelo o el condimento que quieras.