El catálogo de Netflix sigue ampliando su oferta de producciones argentinas. Entre ellas, figura una comedia romántica protagonizada por Diego Peretti, que ha logrado posicionarse como una de las películas favoritas del público hispanohablante.
Una historia ágil y entrañable que combina emoción y risas con una mirada crítica sobre los vínculos en la crianza y las segundas oportunidades.
El catálogo de Netflix sigue ampliando su oferta de producciones argentinas. Entre ellas, figura una comedia romántica protagonizada por Diego Peretti, que ha logrado posicionarse como una de las películas favoritas del público hispanohablante.
Con un relato que mezcla ternura, ironía y situaciones absurdas pero verosímiles, esta producción se sumerge en los dilemas emocionales de un padre soltero que debe reinventarse afectivamente. La película, titulada Sin Hijos, revisita los códigos del género romántico desde una mirada adulta, en la que los vínculos familiares y los secretos personales cobran un peso inesperado.
Lo que a simple vista parece una historia de enredos sentimentales, en realidad expone con sutileza tensiones propias de la vida moderna. La trama pone en juego temas como la sinceridad emocional, la paternidad presente y los desafíos de volver a empezar en una etapa donde las certezas son escasas. Todo ello contado con un tono liviano pero cargado de significado.
La historia se centra en Gabriel, un hombre separado y dedicado por completo a la crianza de su hija Sofía. Su rutina, marcada por la estabilidad emocional y el cuidado paternal, se ve interrumpida con la reaparición de Vicky, una mujer del pasado que despierta en él ilusiones dormidas. El giro: Vicky tiene una firme postura frente a la maternidad... y no incluye hijos en su proyecto de vida.
Enfrentado a ese dilema, Gabriel opta por ocultar la existencia de su hija para mantener viva la posibilidad de una relación con Vicky. Esta decisión da pie a una serie de situaciones tan cómicas como incómodas, en las que la mentira inicial crece hasta volverse insostenible. Lejos de los estereotipos más habituales del cine de enredos, la película prefiere explorar las tensiones reales que implica conciliar el deseo amoroso con las responsabilidades familiares.
Además de su costado romántico, la película ofrece una mirada crítica sobre los prejuicios sociales en torno a la paternidad, especialmente cuando es ejercida en solitario. Gabriel, atrapado entre el rol de padre ejemplar y el anhelo de rehacer su vida sentimental, encarna una contradicción que resuena con muchas experiencias actuales. La comedia, sin caer en lugares comunes, plantea preguntas sobre el amor, la verdad y las expectativas que condicionan los vínculos.