Javier Milei cumple su primer año entre el escándalo Kueider y las expectativas de acuerdo con el FMI

El Presidente festeja, más que el primer aniversario en la Casa Rosada, su capacidad para doblegar al resto de los poderes del ecosistema político. Las recetas de siempre como único camino posible y la "batalla cultural" para alejar la memoria colectiva de los últimos fracasos neoliberales.

Lejos del pronóstico de los agoreros que vaticinaban un rápido destino funesto para el gobierno de Javier Milei, el experimento libertario goza de buena salud en medio de una primavera financiera que los ilusiona y de la anuencia de un establishment que cree que podrá lograr lo que no se pudo durante el malogrado gobierno de Mauricio Macri. Esta última previsión tiene algo de injusto con el intento del ex presidente de Boca e, incluso, con las anteriores experiencias neo liberales.

Desde el plan Martínez de Hoz para acá, cada proyecto neoliberal ha ido construyendo la escalera de descenso de las condiciones socioeconómicas de las mayorías argentinas, para beneficio del sector más concentrado de la economía. Nuestro país no fue igual después de la sanción de la Ley de entidades financieras del ‘77 y la destrucción de la matriz productiva que encaró la dictadura en medio del genocidio. Pero tampoco se recuperó del todo de la larga década de degradación de los derechos económicos que implicó la larga década de Menem y De la Rúa y, por supuesto, seguimos sujetos al plan de mega endeudamiento que llevó adelante Macri.

Sin todos esos pilotes, el puente que tiende Milei hacia una economía reprimarizada, dependiente del crédito externo y con gran cantidad de excluidos, hubiera sido imposible. También lo sería, por supuesto, sin la defección de parte del peronismo que, en buena medida, se mueve entre la incertidumbre y la complicidad con el libertario.

La ausencia del debate por el Presupuesto del año que viene en las sesiones extraordinarias convocadas por el Ejecutivo es un nuevo cachetazo a gobernadores y legisladores que se rindieron al poder de la Casa Rosada sin recibir casi nada a cambio. El caso Kueider puede matizar o no -ya se verá- esta última certeza.

Edgardo Kueider

El senador, que está en prisión domiciliaria tras ser pescado in fraganti con 211 mil dólares en una mochila en un puesto aduanero paraguayo, fue clave para la aprobación de la Ley Bases y se autodefine como oficialista a pesar de haber sido votado por el peronismo. De hecho, La Libertad Avanza busca defenderlo del pedido de expulsión que presentó Unión por la Patria.

La propia presidenta del Partido Justicialista, Cristina Kirchner, publicó un tuit en las últimas horas acerca del tema:

“Che Milei! A vos que decías que venías a terminar con la “casta”, te quiero avisar que los 33 senadores y senadoras peronistas piden sesión especial el próximo jueves a las 11hs, para remover al Senador argentino que está preso en Paraguay porque lo agarraron en la Triple Frontera con más de 200 mil dólares sin justificar. Fijate que tu Vicepresidenta no se olvide de convocar a sesionar y que tus 6 senadores bajen al recinto para dar quórum. ¿O Kueider es tuyo y lo van a dejar seguir siendo senador porque tienen miedo que hable?”, escribió la dos veces titular del Ejecutivo nacional.

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Se sabe: en todo este año los libertarios manejaron los finos números en el Congreso con maestría y no pueden perder un voto en la Cámara Alta. Por eso, la idea es suspender la actividad en el Senado para conjurar el peligro de expulsión o contraatacar con un proyecto que busque echar a todos los legisladores que tengan causas penales, lo que complicaría a muchos opositores. De hecho, hasta que se escribe esta nota el gobierno no ha convocado formalmente a sesiones extraordinarias a pesar de haber anunciado que comenzarían el 5 de diciembre.

El dogma de Nunca dar marcha atrás y redoblar la apuesta le funcionó de maravillas a Milei en todo su año de gobierno. ¿Habrá en esta ocasión un repliegue o un contraataque? En esto, el Presidente ha dado clases de cómo la voluntad política pasa por en encima y hace estallar en pedazos el sopor posibilista en el que se había estancado buena parte de la clase dirigente de nuestro país. Lo único lamentable es que ese dinamismo encomiable se implemente en un programa que, como decíamos, representa un presente de angustia y un futuro ruinoso para las mayorías.

Mientras la mayoría de los ricos de la Argentina celebra a Milei -o lo critican sólo por sus formas- los jubilados pierden su poder adquisitivo y el acceso a medicamentos, se consolida la pobreza en márgenes pocas veces vistos y se acepta la licuación del poder adquisitivo de los trabajadores como permanente. Cuando el gobierno del Presidente habla de ganar la "batalla cultural", habla de ocultar todo esto último y -sobre todo- deshistorizar para desenganchar este presente con la cantidad de fracasos que la Argentina ha tenido con políticas similares.

Empresarios del G6 junto a Javier Milei

El oficialismo tratará de darle, en los últimos días del 2024, un nuevo impulso a las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, clave para el futuro del plan económico. El hipotético entendimiento, se esperanzan, podría ser el punto de partida para una salida rápida y definitiva del cepo cambiario o un desarme gradual, dependiendo de si se logra una inyección de divisas hacia el Banco Central para reforzar las reservas netas, las cuales siguen con saldo negativo.

Lograr que un nuevo de desembolso del FMI sea visto como una buena noticia es parte de un triunfo en esa batalla cultural que plantea. Pero tampoco es nuevo. Pasó en las experiencias anteriores y siempre terminó del mismo modo.

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