Con la llegada del otoño, las temperaturas comienzan a descender y las lluvias se hacen más frecuentes, lo que genera condiciones ideales para la aparición de humedad en los hogares. Es más, es probable que ya se tengan algunas manchas en los techos y paredes. Este problema puede afectar tanto la estructura de los edificios o las casas como la salud de sus habitantes, por lo que es fundamental conocer cuál es la mejor estrategia para prevenirlo.
La humedad puede manifestarse de diferentes formas, desde manchas en las paredes hasta moho y condensación en ventanas. Las variaciones térmicas entre el exterior y el interior de una vivienda pueden agravar la situación, por lo que surge la duda sobre si es mejor inclinarse por temperaturas cálidas o frías para combatirla.
Más allá de la temperatura, lo esencial es comprender cómo se genera la humedad y de qué manera se puede evitar que afecte la seguridad y el confort en el hogar. La elección entre frío y calor puede marcar la diferencia en la reducción de este problema.
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Cómo limpiar y sacar manchas de humedad en la pared.
Cuál es la mejor manera de combatir la humedad: el frío o el calor
Las variaciones de temperatura y las condiciones climáticas juegan un papel fundamental en la generación de humedad. Durante el otoño e invierno, el aire frío en el exterior puede generar condensación en las ventanas y paredes si en el interior de la casa hay una temperatura elevada. Esta diferencia térmica provoca la aparición de gotas de agua, favoreciendo la expansión de las zonas con hongos y moho.
El frío, por sí solo, no genera humedad, pero sí aporta a que la humedad presente en el ambiente se condense sobre superficies frías. Por otro lado, un exceso de calor sin una adecuada ventilación también puede aumentar los niveles de humedad relativa en el aire, complicando el problema.
Para evitar la acumulación de humedad, la clave está en mantener un equilibrio entre la temperatura y la ventilación. Calentar los espacios sin permitir la renovación del aire puede ser contraproducente. Lo ideal es mantener una temperatura moderada y fomentar la circulación de aire mediante la apertura de ventanas o el uso de sistemas de ventilación mecánica.
humedad en paredes
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Otro factor determinante es el estado de la estructura de la vivienda. Grietas en los techos, paredes sin impermeabilización y filtraciones en los cimientos pueden agravar el problema de humedad, independientemente de la temperatura ambiental. Contar con el aislamiento térmico correcto y soluciones de impermeabilización ayuda a prevenir la aparición de estos inconvenientes.
En defintiiva, ni el frío ni el calor son la solución definitiva para combatir la humedad. Lo más efectivo es mantener un ambiente con temperatura estable, ventilar los espacios de manera regular y atender cualquier problema estructural que favorezca la aparición de humedad en el hogar.