A sus 35 años, Úrsula Corberó llama la atención en cada aparición pública con una piel luminosa y natural. Su rutina de cuidado, combinada con tratamientos estéticos no invasivos, despierta curiosidad y admiración entre quienes siguen de cerca sus pasos en el mundo del espectáculo. Si bien la genética puede llegar a desempeñar un rol importante en el aspecto de las personas, la actriz demuestra que la dedicación diaria también juega un papel fundamental.
Según explica la enfermera dermoestética María Mejías, miembro de la Sociedad Española de Enfermería Dermoestética, el estado saludable de la piel de la actriz podría atribuirse tanto a su estilo de vida como a tratamientos avanzados que estimulan la regeneración celular sin alterar los rasgos naturales. Esta mezcla de técnicas, disciplina y autocuidado es lo que le permite lucir un cutis que irradia frescura.
Lo más importante no está en frenar el paso del tiempo, sino en acompañarlo con hábitos que potencien lo mejor de cada etapa. Úrsula supo entender esto desde joven, incorporando rutinas conscientes y tecnologías que mejoran la calidad de su piel.
Cómo hace Úrsula Corberó para mantener su piel intacta
Una de las herramientas principales que utiliza la actriz es INDIBA, un procedimiento estético que emplea radiofrecuencia para reforzar la elasticidad y brillo del rostro. Este tratamiento es reconocido por sus efectos reafirmantes y revitalizantes, y se aplica sin necesidad de intervenciones invasivas. María Mejías lo señala como una opción eficaz para quienes buscan resultados visibles manteniendo la expresión natural.
Otros métodos que complementan esta rutina son la radiofrecuencia fraccionada con microagujas, la mesoterapia a base de vitaminas y los skinboosters, que aportan una hidratación profunda. Estos tratamientos ayudan a combatir signos de fatiga, dándole al rostro un aspecto descansado y vital.
Además de los procedimientos profesionales, Úrsula Corberó mantiene hábitos diarios esenciales como la limpieza, la hidratación y la aplicación constante de protector solar. Estos tres pasos, repetidos con disciplina, son la base de una piel cuidada a largo plazo. La especialista destaca que el equilibrio entre el interior y el exterior es esencial, tales como una dieta sana, ejercicio regular y buen descanso son pilares igual de importantes.
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Ante la inquietud sobre cuándo se recomienda iniciar con estas rutinas, es importante detectar el momento en que la piel empieza a perder firmeza. La producción de colágeno disminuye desde los 25 años, y factores como la exposición solar, la genética o el estrés pueden acelerar este proceso. Por eso, la profesional recomienda consultar con un profesional que pueda orientar según las necesidades particulares de cada piel.