Las letras de Willy Bronca, el joven de 27 años que nació en Perú y se crío en José C. Paz, están más vigentes que nunca. Con una fusión de géneros como el rap, trap, folclore y cumbia, se convirtió en uno de los pocos artistas argentinos en criticar explícitamente la realidad económica, política y social del país en épocas de Milei: "Para mí, hay bastantes artistas más que hacen arte combativo, pero hace falta que los visibilicemos. Están escondidos en las calles. Cuando se agudiza la crisis, la gente que hace este tipo de música tiene más exposición".
Cuando le preguntamos por qué motivo decidió usar su talento musical para alzar banderas, Willy responde: "Todo empezó en tercer año de la secundaria, a los 15. Yo pensaba: ´Soy un boludo que quiere cambiar el mundo´ y la forma más placentera que encontré para hacerlo, porque no quería que fuera algo tortuoso, fue a través de la música. Fui descubriendo que las cosas que quería decir por medio de la música eran más fáciles de procesar. Terminé combinando dos cosas que me gustaban: bardear al sistema y hacer música. De chico, siempre hubo cosas que no me cabían. Veía mucha desigualdad e injusticia. Siempre me quejé de eso. Más adelante, ya en la secundaria, me di cuenta de que había que organizarse. Había gente que estaba en la misma y decía ´Che, vamos a hacer algo al respecto´. Entonces empecé a ir a asambleas estudiantiles de la Ciudad, a marchas, hubo tomas de escuelas... Yo estudiaba en la escuela de Danzas Aída V. Mastrazzi, pública, que queda en Esmeralda y Sarmiento. Nos nucleamos con otros colegios artísticos: de bellas artes, de danzas, de música, y se fue formando una comunidad piola".
Willy Bronca: "Terminé combinando dos cosas queme gustaban: bardear al sistema y hacer música"
Como él mismo dijo, la escuela fue un pilar fundamental para su desarrollo profesional, pero el artista diferencia la lógica de un colegio privado a la de un público. "Para mí, la escuela pública te conecta con una perspectiva más grande de la sociedad. Capaz que en una escuela privada es más difícil porque ya hay una idiosincrasia, no lo digo desde el prejuicio, sino de realidad. La persona que va a un colegio privado, ya sea porque sus viejos se esforzaron para pagarla o porque viene de una familia de mucha guita, ya mantiene otro estatus y tiene otra finalidad. En cambio, en la escuela pública la contención es otra. Las realidades de las personas son muy variadas, capaz que viene alguien de un barrio recontra bajo y otro de un lugar re cheto. Los dos tienen que convivir por igual y no hay preferencias. No hay chances de pagar el título, tenés que ir y tenés que estudiar sí o sí. Creo que en escuela privada si pasa eso, viene uno de los padres y dice: ´Che, mi hijo tiene que pasar la escuela, yo pagué la cuota del mes, no te metás conmigo´, cosa que es imposible en una pública. Con respecto a la lucha estudiantil que pretende mejorar la escuela pública, los salarios de los docentes, los edificios, las viandas, las estufas, te encontrás con que los alumnos y profesores trabajan en equipo. No sé si en las privadas tienen centros de estudiantes. En la pública te enseñan herramientas para poder exigir determinados derechos".
Hubo un momento en el que Willy debió decidir cuál sería la rama artística que le permitiría expresarse y no dudó, eligió la música. "Para mí, yo no era bueno con la música, pero tenía que serlo. No tenía plata, contactos, y algo tenía que pasar para que suceda, así que me maté para ser bueno en algo, para que vos llegues a un show y a los 10 segundos digas: ´¡Fa! Este loco la está rompiendo´. Medio que me focalicé en ser bueno. En la industria de la música tenés tres formas de triunfar: tenés contactos, tenés plata para tener contactos o sos buenísimo. Me armé de un espectro de ejemplos de artistas que no hubieran tenido las primeras dos, pero que sea reconocida por ser buenísima. Por ejemplo: Acru, que es increíble desde las compes, Duki también, que es una persona común y corriente que te llama la atención al verlo, y Milo J. Todo ese movimiento se formó así. Esto no significa que cualquier persona por esforzarse vaya a llegar, se tienen que dar un montón de cosas: el lugar, el momento justo y un poco de suerte".
"Ser el mejor también es muy subjetivo ¿Mejor que quién? ¿Por qué sos mejor, si estás hablando de arte? Yo no quiero ser el mejor, yo quiero ser buenísimo, que es distinto. Ser el mejor ya te pone en un lugar de competencia, sos mejor en relación a otro. Para mí, en el arte hay tanta variedad que podés ser buenísimo sin la necesidad de que te encasillen. En su momento, había una guerra entre trap y boombap. Si hacías trap, los de la vieja escuela te odiaban, tenías que hablar de ciertos temas y usar autotune. Así que dije: ´Bueno, yo voy a hacer lo que se me cante´ y saqué un tema que hablaba sobre una nena que muere por un aborto clandestino tras un abuso intrafamiliar, recopilé relatos de amigas y familiares que pasaron situaciones parecidas y armé una ficción. No hice la letra sobre una pista de boombap, la hice sobre una de trap. Eso fue hace seis años, si estabas en el rap consciente estaba mal visto que usaras instrumental de trap. Te decían ´vendido´ por eso. Yo creo que hay que experimentar con lo que se te cante, pero tiene que ser bueno".
Willy Bronca: "Yo no quiero ser el mejor, yo quiero ser buenísimo"
El rapero tiene claro que, si bien hay pasos a seguir para impulsar la popularidad de una canción, la receta no asegura el éxito. Al respecto, sostiene: "Hay que pensar si querés que se pegue el tema o querés que sea bueno y punto. Para pegar un tema hay toda una serie de cosas que tienen que suceder vinculadas a agentes externos a la música, más allá de que el tema esté increíble. Creo que la mayoría de la gente que está en la industria de la música no hace música. Hoy en día, se agilizan las creaciones de obras artísticas para que funcionen. Por ejemplo: tenemos la regla de los 15 segundos que dice que para que un tema la rompa tiene que tener el estribillo antes de esa cantidad de tiempo. El objetivo es que si lo ponés en TikTok ya estés enganchado, además, la gente tiene una capacidad de atención muy corta debido a las redes sociales. Muchas veces se habla de la industria como si fueran sujetos de traje sentados en una oficina que te explican qué es lo que tenés que cantar y de qué forma, pero finalmente es el público quien decide si le gusta o no el tema. Otra de las leyes es que esa canción te provoque una emoción. Si lo que está sonando te despierta buen humor, indignación, euforia, a la ira, funciona. Esta, para mí, es real".