La decisión de la Corte Suprema de Justicia de confirmar la condena a Cristina Kirchner a seis años de prisión por administración fraudulenta y la inhabilitación para ejercer cargos públicos genera un antes y un después en el mapa político argentino. Al quedar vetada la posibilidad de que la expresidenta compita como diputada provincial por la Tercera sección electoral, son varios los interrogantes que se abren: desde cómo será la reorganización del peronismo, qué impacto tendrá en una oposición que basa su campaña política en la polarización con el kirchnerismo y cómo influirá en un electorado que, en lo que va del año, viene demostrando una fuerte apatía electoral, plasmada en una baja participación electoral con números históricos.
Un reciente estudio de la consultora Zuban Córdoba midió el impacto social de la condena hacia la presidenta del PJ, tanto desde la imagen que genera la ex mandataria como desde la percepción de la población sobre la justicia. Según el relevamiento, más del 50% de los encuestados considera culpable a Cristina frente a un 40,8% que cree que es inocente, mientras un 46,5% desconfía de la justicia y cree que actuó de manera deshonesta, contra un 49,2% que piensa que fue honesta.
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En cuanto a la conformación del Poder Judicial, más del 75% está en desacuerdo con la designación de jueces de la corte por decreto presidencial y más de un 61% opina que los jueces deberían ser electos por el voto popular. “La paradoja es contundente: el electorado quiere justicia, pero no le cree a los jueces; quiere condenas, pero duda de los condenadores”, destaca el informe.
Para Gustavo Córdoba, director de Zuban Córdoba, la primera foto que arroja la condena hacia Cristina Kirchner es que “octubre está cada día más lejos”, puesto que ”faltan muchas definiciones y el ordenamiento posterior al impacto político de un fallo que tiene la capacidad, por ejemplo, de reordenar la interna del peronismo o poner en duda el desdoblamiento electoral de la provincia de Buenos Aires”. Dentro de las implicancias que se desprenden del caso, el consultor indicó a C5N que estima que “se abre una oportunidad para el peronismo con el nuevo centralismo que tiene hoy CFK dentro del esquema nacional”.
En la misma línea se ubica el politólogo Pablo Salinas, quien describió al fallo como “la aparición de un cisne negro que cambia el escenario”, en donde si bien en un primer momento se observa una cohesión del peronismo, lo importante será confirmar “si este accionar se va a diluir con los días o si se abre un proceso de transición”. Salinas ve más compleja esta última posibilidad por la falta de emergentes, al considerar que “no hay dirigentes con la entidad y capacidad de aglutinar de CFK”.
Sobre los efectos del fallo en el peronismo, la directora de Comunicación de Analogías, Marina Acosta, detecta que “al interior del peronismo es un factor de cohesión y homogeneidad que contribuirá a resolver el conflicto interno”, y que “el lugar simbólico y efectivo de la persecución abroquelará a la dirigencia porque las bases peronistas le están demandando responder”.
La reconfiguración del mapa electoral también puede impactar de lleno en el peronismo para Córdoba, quien puntualiza que“hay que ver si esto le permite a CFK tener un liderazgo ordenador y poder administrar las tensiones internas de un movimiento que en los últimos años ha sufrido varios embates como pérdida de territorialidad, pérdida de gobernaciones, una marcada desunión interna y una regionalización cada vez más profunda de sus liderazgos provinciales”. Es por ello que enfatiza que “la imposibilidad de participar no le quita a CFK la posibilidad de organizar estratégicamente la oferta electoral del peronismo”.
Apatía electoral
Salinas es uno de los analistas que viene advirtiendo sobre el bajo nivel de participación electoral registrado en todos los comicios celebrados hasta el momento. Si se compara la participación entre 2021 y este año, la tendencia al ausentismo se materializó en los distritos de Santa Fe, Chaco, Jujuy, Salta, San Luis, la ciudad de Buenos Aires y en los recientes comicios en la provincia de Misiones.
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“El elevado ausentismo debería encender alarmas, no es bueno para el sistema en general. Cuando no vas a votar otro está eligiendo por vos”, resalta con preocupación, al remarcar que el voto en Argentina es obligatorio y que los “gobiernos deberían generar incentivos para que la gente vote”.
Al analizar este comportamiento, subraya que la aplicación y los montos de las multas no funcionan y “como no hay una pena concreta, el incentivo a no cumplir es alto”. Lo que encuentra diferente con otros años marcados por la apatía, como el 2001, es que en aquel momento la gente iba, anulaba su voto o votaba en blanco, pero ahora directamente no acuden a votar. “El no ir es una parte importante de no compromiso con las instituciones”, recalca.
Frente a la pregunta de cómo se relaciona la baja participación con cada fuerza política, Acosta plantea que desde Analogías perciben “que el segmento de opinión peronista presenta más vocación a participar que el resto” y que “el factor decisivo va a ser si es capaz de desplazarse horizontalmente en sus ámbitos naturales e interpelar a otros ciudadanos menos politizados”.
Sin embargo, aclara que “entre aquellos que dicen que no participarán de la elección se encuentra una porción de voto peronista de extracción humilde que está siendo muy castigado por la situación social y económica, pero también muchos que votaron a la LLA y creyeron que ajustando la economía se mejoraban las condiciones de vida y eso no ocurrió; y otros, como los votantes del radicalismo, las fuerzas provinciales y hasta del PRO, que no comulgan con las formas o las ideas del Gobierno y ven que sus identidades son ‘centrifugadas’ por la polarización”.
Ante la posibilidad de revertir los niveles de desinterés, el director de la consultora Proyección, Santiago Giorgetta, plantea dos escenarios: “Si la unidad del peronismo es una unidad que convence, que va atrás de un objetivo, si logra generar esa dinámica positiva seguramente haya una participación más alta de la que venimos viendo en el resto de las provincias. Si se da una unidad con caras largas seguramente esa baja participación se acentúe”.
La lupa sobre el PRO y LLA
Si bien es muy pronto para pronosticar cómo se llegará a las elecciones de septiembre y octubre, Córdoba afirma que “todo el sistema político tiene que reordenarse a partir de la condena a CFK”, con especial foco en lo que pueda suceder en CABA y la provincia de Buenos Aires. En ese sentido, habla de un esquema de país donde “el sistema de partidos está roto” y donde el único líder con capacidad de ordenamiento, pero únicamente para su grupo de votantes, es Javier Milei. Algo similar observa Salinas, quien señala que “la democracia en todo Occidente atraviesa crisis” y que “hay una fragmentación de los partidos políticos que no es saludable para la democracia”.
Tras conocerse la condena, la lupa electoral se posa en el futuro de las principales fuerzas opositoras al peronismo que suelen basar su campaña en contra de la figura de CFK. El PRO y LLA pierden a su principal adversaria política, en un esquema donde todavía no se conocen los detalles de cómo se aplicará la alianza electoral para imponerse en la provincia de Buenos Aires.
“El eje CFK se refuerza, no se atenúa. Va a gravitar más que antes. La diferencia es que este escenario afecta al Gobierno más de lo que lo beneficia, porque le convenía enfrentarla electoralmente en una elección que no iba a ser tan buena para el peronismo”, pronostica Salinas.
Por su parte, Giorgetta ve que “la modificación de los escenarios es casi igual para todos” aunque observa que “si el peronismo se organiza puede hacer una elección mejor de lo que se podía llegar a esperar”, al tiempo que considera que el PRO y LLA van a tener que concretar la unidad “para competir de igual a igual”. “Si LLA y el PRO no van juntos lo más probable es que hay una victoria del peronismo en la PBA”.
Al observar la película completa, Acosta pone de relieve que “el fenómeno de desafección política afecta a las bases de todos los espacios políticos por distintas razones, distinto grado y con consecuencias que todavía no se pueden prever” y que “es por eso que, si bien una alianza entre LLA y el PRO parece conformar la primera minoría nacional de cara a octubre, el desafío de organización del peronismo, el desempeño de las fuerzas provinciales y la difícil proyección sobre cómo impacta la participación a cada segmento deja el final abierto”.