Un experto en longevidad reveló que comer seguido es perjudicial para la salud: cuál es el motivo

Comer con menor frecuencia podría activar mecanismos de regeneración celular. El enfoque busca fortalecer al cuerpo y ganar años de vida.

Reducir la cantidad de veces que se come al día podría tener un impacto positivo en la salud y en la esperanza de vida. Esa es la afirmación que sostiene el biólogo David Sinclair, reconocido investigador en genética y envejecimiento de la Universidad de Harvard. Lejos de la tradicional recomendación de realizar cinco comidas diarias, el científico plantea un enfoque completamente opuesto, centrado en limitar la frecuencia alimentaria como estrategia para vivir más años y de forma más saludable.

Durante décadas, los hábitos alimenticios giraron en torno a mantener al cuerpo constantemente nutrido para sostener la energía y el metabolismo activo. Pese a eso, los últimos estudios en longevidad y biología celular plantean que este patrón podría no ser el más beneficioso si el objetivo es prolongar la vida y prevenir enfermedades relacionadas con el envejecimiento. En ese marco, comienzan a ganar popularidad prácticas como el ayuno intermitente o la restricción calórica, que priorizan cuándo se come por sobre cuánto.

Este nuevo paradigma alimenticio encuentra sustento en la ciencia del estrés celular positivo, un mecanismo que estimula la capacidad de adaptación del organismo cuando se enfrenta a ciertas restricciones. Bajo esa lógica, no se trata únicamente de elegir bien los alimentos, sino de permitir que el cuerpo funcione, al menos por momentos, sin la constante digestión. La propuesta puede parecer extrema, pero según este especialista, podría ser una de las claves para vivir más y mejor.

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Por qué comer seguido puede ser perjudicial para la salud según un experto en longevidad

David Sinclair asegura que una de las decisiones más importantes que tomó en su vida fue reducir drásticamente la frecuencia de sus comidas. El especialista en genética del envejecimiento sostiene que comer con menos frecuencia, incluso una sola vez al día, podría generar efectos positivos en el organismo que impacten directamente en la longevidad. Aunque aclara que aún está probando este método como parte de un experimento personal, lo defiende como una práctica basada en fundamentos biológicos sólidos.

El concepto detrás de esta elección se apoya en la hormesis, una teoría que da a entender que pequeñas dosis de estrés, como la falta temporal de alimento, pueden fortalecer al cuerpo y mejorar su resistencia. Según Sinclair, cuando el organismo entra en un estado de escasez, activa mecanismos celulares que lo hacen más eficiente y preparado para sobrevivir. Esto implicaría una especie de reprogramación biológica que, con el tiempo, podría traducirse en una mayor esperanza de vida.

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Además de sus investigaciones, el biólogo comparte que antes solía recomendar alimentos específicos, pero hoy considera que el momento en que se ingieren es igual o incluso más importante que la calidad de los mismos. Desde su perspectiva, romper con el hábito de sentirse lleno todo el tiempo obliga al cuerpo a activar procesos naturales que de otro modo permanecerían dormidos. En su visión, esta estrategia no solo podría alargar la vida, sino también mejorar la calidad de esa longevidad.

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