Lo primero que llama la atención al llegar a Taiyuan es la enorme cantidad de edificios que hay. Lo segundo, la cantidad de esos edificios que aún están en construcción. Es imposible ignorar la fiebre de desarrollo urbano que atraviesa esta ciudad del norte de China, capital de la provincia de Shanxi. Las grúas, los nuevos complejos residenciales y comerciales, las avenidas amplias y limpias hablan de un presente dinámico y de un futuro que se construye a velocidad constante.
Y, sin embargo, Taiyuan también respira calma. El tráfico es ordenado, las veredas son anchas y transitables, y el sonido dominante no proviene de motores rugientes, sino del zumbido casi imperceptible de las motos eléctricas que circulan con una disciplina casi coreográfica.
Embed - C5N on Instagram: " C5N EN CHINA: TRAVESÍA POR LA PROVINCIA DE SHANXI Desde la vibrante modernidad de Taiyuan y los templos milenarios, hasta espléndidos paisajes naturales y grandes vinos, un recorrido por esa región revela una China que avanza sin perder sus raíces."
El punto de partida del recorrido es la visita a Heavy Machinery Group Co., la primera gran fábrica fundada en China tras la Revolución Comunista de 1949. Este complejo industrial fue una de las piedras angulares de la modernización del país y hoy sigue operando como una suerte de museo viviente de la historia productiva china. Allí se puede observar tanto la maquinaria de épocas pasadas como los avances tecnológicos actuales en el campo de la ingeniería pesada. En sus naves industriales se investiga, por ejemplo, la aplicación de inteligencia artificial para el desarrollo de maquinaria autónoma. Los ingenieros prevén que para 2050 contarán con equipos voladores para la construcción.
Heavy Machinery Group Co, Taiyuan, Shanxi, China
El museo de la Heavy Machinery Group Co.
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Ese escenario moderno convive con la historia y la naturaleza. A pocos minutos del centro se encuentra el templo Jinci, una joya arquitectónica milenaria cuyos pabellones fueron construidos entre los siglos VII y XI. Con sus antiguos cipreses y manantiales sagrados, Jinci conserva el pasado no como reliquia, sino como una parte viva del presente. El día es soleado, y el predio se llena de risas infantiles: niños y niñas en uniforme escolar disfrutan de una excursión y saludan con alegría a los que tenemos facciones que no le son familiares.
Shanxi, Jinci Temple, China
Niños de una escuela en una excursión por el templo Jinci.
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Algo nos llama la atención a los que venimos de Occidente: varias mujeres llevan una especie de barbijo que les cubre hasta la frente, dejando al descubierto solo los ojos y los orificios de la nariz. La explicación está en la tradición: desde tiempos imperiales, la piel clara ha sido considerada ideal en la estética femenina china, símbolo de belleza y estatus social, en contraste con la piel curtida por el sol, asociada a las labores rurales.
Shanxi, Jinci Temple, China
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La ciudad ofrece más espacios verdes. El Forest Park se fusiona con el imponente Chenjing International Golf Club, que se extiende en paralelo al río Fenhe. Más al sur, el lago artificial Jinyan se presenta como otro oasis de serenidad. Construido como parte de un ambicioso proyecto urbano, fue diseñado para mejorar el entorno ecológico y ofrecer un espacio de recreación. Sus jardines, senderos y estructuras modernas lo convierten en un lugar ideal para caminar, andar en bicicleta o simplemente contemplar la quietud del agua.
Desde Taiyuan, la ruta hacia el sur de Shanxi permite adentrarse en una provincia de sorprendentes contrastes. Una parada destacada es Linfen, en el condado de Xi, una ciudad agrícola famosa por ser la tierra de las peras doradas. Aquí, la fruta no solo es un cultivo, sino una identidad local. En temporada, los caminos se llenan de puestos donde se venden peras frescas, dulces y crujientes, orgullo de la región.
No muy lejos de allí se encuentra uno de los lugares más fascinantes del viaje: el templo de Xiaoxitian, enclavado en una colina y conocido por albergar más de mil esculturas de Buda. Estas figuras, talladas y pintadas a lo largo de distintas dinastías, convierten al templo en una galería espiritual única, donde el arte religioso se despliega con fuerza hipnótica. Fundado en la dinastía Ming, Xiaoxitian fue concebido como una réplica en miniatura del mítico Xi Tian (Occidente Celestial), símbolo del paraíso budista.
Shanxi, Xiaoxitian Temple, China
Uno de los tantos Buda del templo de Xiaoxitian.
En tiempos recientes, el auge del videojuego Black Myth: Wukong, basado en la clásica novela Viaje al Oeste, generó un inesperado impulso turístico en la provincia. De los 36 escenarios del juego, 27 están inspirados en paisajes y monumentos de Shanxi. Este fenómeno disparó la popularidad de Xiaoxitian, que triplicó sus ventas de entradas en 2024. Desde este año, el recorrido incluye también referencias visuales al videojuego, que ahora forma parte de la experiencia.
Hacia el oeste, la ruta también se abre a la conexión con la naturaleza. En la cascada Hukou, rodeada de montañas y bosques, el agua cae con energía, pero sin estruendo. Es un lugar donde uno puede detenerse, respirar hondo y sentir la vastedad de la provincia. Eso sí, si el viento y la horda de turistas lo permiten.
Shanxi, Hukou Waterfall, China
La imponente cascada Hukou.
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El trajín del viaje obliga a una pausa y nada mejor que una experiencia enológica en Rongzi Winery, un viñedo ubicado en una zona elevada de microclima ideal. Aquí, técnicas tradicionales y modernas se combinan para producir algunos de los vinos más apreciados de China. Las cepas principales son Cabernet Sauvignon, Pinot Noir, Marselan y Riesling italiano, aunque sus vinos más emblemáticos son los blends. El recorrido incluye visitas a cavas subterráneas, salones de degustación y una cena maridada con platos locales. La noche se pasa en el mismo viñedo, en habitaciones que miran a las colinas cubiertas de viñas, ofreciendo un descanso sereno y refinado en medio del itinerario.
Finalmente, el viaje llega a Yuncheng, una ciudad moderna, vibrante y en plena expansión. Aunque menos conocida fuera de China, es otra muestra del crecimiento sostenido de la región. Sus avenidas arboladas, arquitectura contemporánea y vida urbana combinan centros comerciales, espacios culturales y un ritmo de vida ordenado.
Desde aquí es fácil acceder a uno de los grandes tesoros culturales de Shanxi: el Palacio Yongle, en el condado de Ruicheng. Considerado uno de los templos taoístas más importantes y mejor conservados de China, fue construido en el siglo XIII, durante la dinastía Yuan. Es famoso por sus murales monumentales, que cubren más de 1.000 metros cuadrados con representaciones vívidas de deidades y escenas mitológicas. La visita comienza en la Puerta Lingxing y continúa por salones como el de la Pureza Perfecta (Chongyang Hall) y el de la Eternidad (Sanqing Hall), donde los murales alcanzan su máxima expresión artística. Entre un salón y otro, los visitantes pueden disfrutar también de recreaciones de danzas tradicionales, que aportan un aura ceremonial al recorrido.
Shanxi, Yongle Palace, China
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Shanxi, desde Taiyuan hasta Yuncheng, ofrece una experiencia profunda y completa: un equilibrio entre progreso y tradición, entre industria y espiritualidad, entre sabores intensos y paisajes que invitan a la contemplación. Es una provincia que no solo se visita: se recorre, se saborea, se siente y se recuerda.