Argentina es la casa de muchas comunidades migrantes que enriquecen la cultura y la sociedad. La comunidad peruana, la cuarta colectividad más numerosa, logra destacar por su trabajo, su gastronomía y su sentido de pertenencia.
En Argentina la comunidad peruana logra destacar por su trabajo, su gastronomía y su sentido de pertenencia con el país.
Argentina es la casa de muchas comunidades migrantes que enriquecen la cultura y la sociedad. La comunidad peruana, la cuarta colectividad más numerosa, logra destacar por su trabajo, su gastronomía y su sentido de pertenencia.
La migración peruana hacia Argentina se intensificó en las últimas décadas del siglo XX, con la búsqueda de mejores oportunidades laborales y una vida más tranquila. Pero las dificultades, claro, no faltaron. “Empecé como vendedora ambulante. La calle es fuerte y difícil”, dice Zoraida, mientras prepara unos ramos de flores en su puesto ubicado en pleno Acoyte y Rivadavia. “Siempre dije que no volvería a la calle, porque si volvería no estaría avanzando”, detalla Zori, que llegó al país durante la crisis del 2001.
“Yo vine a Argentina por necesidad, porque estaba en un mundo donde no tenía que estar”, cuenta el chef Jimmy Salvador, dueño del restaurante Cviche. Hoy, Jimmy cuenta que ya tiene dos locales, le da trabajo a 23 personas y piensa en expandirse. “Nosotros empezamos siendo 3, mi esposa, mi suegra y yo. Mi suegra, una persona mayor, se metía a cocinar estando mal de salud. Éramos un equipo, así arrancamos y así seguimos”, explica orgulloso.
“La gastronomía peruana es nuestra bandera. A través de ella, mostramos lo mejor de nuestra cultura y rompemos prejuicios”, relata Nora, una habitué de Cviche. El auge gastronómico de la cocina peruana sirve también como una forma de reivindicación y revancha frente a estigmatizaciones y prejuicios. Al posicionarse como embajadores de su cultura culinaria, los peruanos como Jimmy han logrado cambiar percepciones y ganar un espacio de respeto y admiración en los locales.
“A veces nos damos cuenta que en el camino hay muchas piedras, me pasó a mí y a todos los peruanos”, relata el chef, que sostiene que su corazón es “mitad Perú y mitad Argentina”. Jimmy y Zori coinciden en que sus hijos son “el motor de sus vidas”, y que han sobresalido gracias a ellos. “Tratamos de enseñarles a nuestros hijos que la vida es el trabajo”, subraya Zori.
La comunidad peruana en Argentina es un ejemplo más de cómo la migración, con altibajos, puede enriquecer a una sociedad. Su aporte en el ámbito laboral, gastronómico, su capacidad de resiliencia y su devoción por sus hijos son el testimonio de que la migración sigue enriqueciendo a este país.