Lilo & Stitch: ¿La nueva versión está a la altura del clásico?

La producción de Disney Studios, dirigida por Dean Fleischer Camp, llega a los cines de todo el país este 22 de mayo.

Disney tiene un conocido fetiche con los live actions y Lilo & Stitch no podía quedarse fuera de la lista. La entrañable historia que conquistó corazones en 2002 vuelve en una nueva versión en acción real y promete ser uno de los estrenos más comentados del año. La gran pregunta es: ¿Está a la altura del clásico original? ¿Mantiene la esencia o fue transformada? Y lo más importante: ¿Realmente es necesario un live action de una película que ya era perfecta tal como estaba?

La trama es la misma que el público conoce: Lilo (Maia Kealoha), una niña hawaiana y solitaria, lucha por encajar en un mundo que no siempre la comprende. Un día adopta a lo que cree que es un perro muy particular: Stitch, un experimento alienígena diseñado para causar caos y destrucción. Mientras Stitch intenta adaptarse a la vida en la Tierra y escapa de los cazadores galácticos que lo persiguen, ambos descubrirán el verdadero significado de la familia.

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Si uno espera que sea una representación ciento por ciento fiel a la película original, esta versión no es la indicada. Es verdad, mantiene la esencia, pero varias cosas han cambiado: desde exclusión de escenas, diálogos icónicos y personajes, hasta ajustes narrativos pensados para hacer de la historia una más real.

Es cierto, la versión animada se toma sus libertades porque… es animada. En la cinta de 2002, los personajes de Jumba y el Teniente Pleakley -los cazadores galácticos que buscan detener a Stitch- exploran el planeta Tierra con total naturalidad: sólo una peluca, un vestido, un sombrero y maquillaje bastan para que los ciudadanos no se den cuenta de que hay extraterrestres caminando entre ellos. Ahora, en el live action esto resultaría raro, por lo que lo resuelven de una manera bastante acertada: en lugar de disfrazarse, utilizan hologramas para adoptar formas humanas.

Otro punto que fue modificado fue la profundización del drama familiar, y esto es otro acierto en la película. En esta versión, Nani (Sydney Agudong) explora aún más su lucha con la tutela de su hermana, mientras a la par debe enfrentar desafíos laborales y personales. Es todavía más emotiva que la original, más cruda… y mucho más humana.

En tanto las actuaciones, no deslumbran, pero tampoco son malas. Es Sydney Agudong quien se destaca en el reparto, mientras que Maia Kealoha queda algo opacada. Aunque logra captar la esencia del personaje -porque refleja esa rabia, tristeza y carisma que tiene Lilo-, por momentos su interpretación resulta sobreactuada. Esto va acompañado de los errores de continuidad en el montaje que a veces pueden sacar de eje al espectador y rompe con el ritmo narrativo.

Mientras que la recreación de Stitch en CGI es uno de los más grandes aciertos de la película. Es visualmente idéntico a la versión original y mantiene el espíritu de esa criatura extraterrestre rebelde, pero a la vez, adorable. Es aún más bullicioso que el de la versión animada, pero está perfectamente logrado.

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Si bien no es la adaptación más destacada en el repertorio de los live actions de Disney -como sí lo fueron Maléfica, Cenicienta, La Bella y la Bestia, Alicia en el País de las Maravillas o Cruella-, Lilo & Stitch cumple con lo que promete. No es una película completamente necesaria; es el típico proyecto con fines comerciales que apela a la nostalgia del público. Pero, aun así, le dan una “vuelta de rosca” que profundiza la historia original, y eso se valora.

Con un soundtrack excelente -ya que conserva canciones icónicas de la anterior-, un trabajo de CGI muy logrado y un mensaje cargado de emoción, Lilo & Stitch no supera a la original, pero es una gran película para ver en la pantalla grande. No sólo para los nostálgicos, sino también para las nuevas generaciones que seguramente queden encantados con Stitch.