-Hola, ¿qué tal? ¿Cómo están todos? Bueno, de San José 1111 a Parque Lezama, que es un lugar lindísimo.
La resolución de la Corte Suprema le permitió a la dos veces presidenta volver a ganar la centralidad desde su domicilio, desde donde resignifica el balcón, la tobillera y sus discursos grabados.
-Hola, ¿qué tal? ¿Cómo están todos? Bueno, de San José 1111 a Parque Lezama, que es un lugar lindísimo.
La voz de Cristina Fernández de Kirchner sale por altoparlantes y en el parque todo se vuelve quietud. Respetuoso silencio. No vuela una mosca, como cuando habla una directora de colegio. Todos la escuchan. Cientos de miles, además, siguen la situación por TV y por YouTube. CFK por cadena nacional. Una cadena nacional voluntaria, muy lejos de aquella compulsiva que le criticaban.
El Poder Judicial -la Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Oral Federal (TOF) 2- le devolvió a la expresidenta una centralidad que le venía resultando esquiva en el último tiempo. Potenció su voz, apagó la de sus detractores internos y generó un alineamiento casi automático de una buena parte del peronismo detrás de ella. Es una incógnita cuanto tiempo durará. Lo que resulta evidente es que cada movimiento del Poder Judicial, aun en situación de encierro, termina por agregar leña al fuego político que representa la exmandataria. Una llama que crece.
La cronología de los hechos ocurridos en las últimas semanas es elocuente. Cuando la expresidenta anunció en Minuto Uno por C5N que sería candidata a diputada provincial por la tercera sección electoral, sus detractores salieron a decir que estaba acabada. Pero al mismo tiempo instalaron que no podía ser candidata porque estaba condenada y con un planteo en la Corte Suprema que debía reaccionar rápido a semejante anuncio.
La Corte reaccionó y a solo 46 días hábiles de haber recibido las quejas del caso Vialidad le dejó firme la condena. Un tiempo inusual, por lo escaso, para las causas que llegan a estudio del máximo tribunal. El Poder Judicial se metió en el laberinto.
Días más tarde, la Corte intentaría enviar una señal de que sus movimientos no tienen preferencias políticas. El 19 de junio los jueces tomaron un incidente vinculado a la causa penal del Correo Argentino S.A. y rechazó los planteos de recusación contra dos jueces de la Cámara Federal porteña. La noticia se publicó en los más grandes medios y los portales más influyentes, pero no logró torcer la opinión instalada tras la confirmación de la condena de CFK).
El TOF 2 fue el encargado de ejecutar la condena a 6 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Dio 5 días hábiles para que todos los condenados, sin excepción, se presentaran en Comodro Py para quedar detenidos. Fueron ocho días de corrido. Varias defensas solicitaron la prisión domiciliaria. Nelson Periotti, extitular de Vialidad Nacional, de 79 años y con una enorme lista de dolencias en su ficha clínica, aún no le respondieron si se la concederán. Está detenido en Ezeiza. Su familia reclama celeridad.
El anuncio de una enorme movilización popular a Comodoro Py, encabezada por la propia Cristina Kirchner, pudo haber fungido como llave para que el tribunal reviera el “sin excepción” que había escrito días antes y resolviera el planteo de la defensa de CFK antes de que se venciera el plazo. El martes último, a las 15, el TOF 2 dejó sin efecto la citación que había hecho a la exmandataria y le concedió la prisión domiciliaria. La instó a abstenerse de asumir actitudes que pudieran perturbar la convivencia pacífica en el barrio porteño de Constitución y adelantaron que colocarían una tobillera electrónica. Además, le dieron 48 horas de plazo a su defensa para que presentara un listado de familiares, médicos y abogados que podrán visitarla sin requerir especial autorización.
La defensa de la exmandataria pidió que se aclarara si podía salir al balcón. Resulta que cada día se junta gente, de a cientos, frente a su casa para recibir su saludo. Ella no los convoca. Pero saben que está ahí. Y van. El tribunal no tuvo escapatoria. No quiso prohibirlo por escrito. Lo dejó al buen criterio de la dos veces presidenta. Le pidieron un uso prudente. Y afirmaron que, como parte de su casa, puede habitarlo. Los fiscales Sergio Mola y Diego Luciani siguen sin sin descanso el día a día de la novela del balcón. Esperan un movimiento en falso para pedir que a la exmandataria se le revoque el beneficio de la prisión domiciliaria. La expresidenta lo tiene claro y por eso le pide a sus seguidores que cuando haya que hacer un acto ocurra lejos de su casa. Así pasó dos veces esta semana.
En el mismo texto en el que habilitaron a CFK a salir a su balcón, los jueces dieron curso a la orden de colocar una tobillera electrónica, a todas luces innecesaria: se trata de una detenida que tiene cámaras de televisión 24x7 en la puerta de su casa, además de la custodia que le corresponde por haber presidido la república Argentina. Pero no importó, como tampoco fue impedimento el hecho de que los dispositivos de control electrónico no abundan, al punto de que hay jueces que hace meses reclaman tobilleras para detenidos por casos de narcotráfico. La repuesta a la colocación de la tobillera a CFK no tardó en llegar: un grupo de mujeres arribó a San José 1111 con flores en sus tobillos. Otro evento resignificado. La detención se convirtió en un punto de reunión. La tobillera en un símbolo.
Párrafo aparte tendrá la discusión de las visitas reguladas. En la misma semana, el Tribunal Oral Federal 2 otorgó prisión domiciliaria a un represor pero sin condicionamientos en cuanto a sus relaciones sociales. “El Tribunal Oral Federal (TOF) 2 mandó a su casa a Gerardo Arráez, uno de los represores que se reunió el año pasado con la comitiva de diputados de La Libertad Avanza (LLA) que visitó el penal de Ezeiza.Arráez tiene una condena a 25 años de prisión por secuestros y torturas. Tendrá que usar una tobillera electrónica, pero, a diferencia de lo que decidió el TOF2 con Cristina Fernández de Kirchner, no deberá informar quién irá a verlo”, reveló la periodista Luciana Bertoia en el diario Página/12. Criterios.
La novedad de la semana fue que en las plazas -Plaza de Mayo y Parque Lezama- comenzó a gestarse una nueva forma de comunicación entre la exmandataria y sus seguidores, en las que de a poco aparecen también algunos disconformes con el gobierno de Javier Milei.
-Yo no soy kirchnerista- le dijo una mujer, a una cronista de C5N, en Parque Lezama, el último viernes.
-¿Y por qué vino?, interrogó la cronista.
-Porque tengo una hija.
No hizo falta más. Al rato, la voz de la exmandataria aparece por alto parlante. Gana atención. Cuestiona el rumbo de la economía. Y agradece que la gente se reúna y ponga el cuerpo. En la misma jugada elude la provocación de la Policía Federal que, enviada por el ministerio de Seguridad, se apuesta en la puerta de su casa para evitar el encuentro de la gente con su conductora política.
No solo la justicia deambula sin salida por el laberinto. La presencia de la Policía Federal en San José 11111 para generar allí una “zona estéril” -según definición de autoridades nacionales- deja en evidencia que el gobierno de Milei está inquieto con el fenómeno que produjo la detención de Fernández de Kirchner. Y que no sabe cómo abordarlo. Los movimientos ordenados por la ministra Patricia Bullrich arrasaron con el control de las calles que, en la Ciudad de Buenos Aires, corresponde a la policía porteña. Seguridad y Justicia dan vueltas por un laberinto que en la torre del centro la tiene a CFK.