En tiempos de inteligencia artificial, redes sociales y conocimientos que parecen estar a un click de distancia, ¿por qué, cada 23 de abril, seguimos celebrando el Día Internacional del Libro? ¿Cuál es su lugar en el ámbito educativo?
En tiempos de inteligencia artificial y redes sociales, el libro se transformó y sigue siendo una pieza clave en la formación profesional, en la práctica cotidiana, y también en los vínculos humanos.
En tiempos de inteligencia artificial, redes sociales y conocimientos que parecen estar a un click de distancia, ¿por qué, cada 23 de abril, seguimos celebrando el Día Internacional del Libro? ¿Cuál es su lugar en el ámbito educativo?
Desde mi lugar, veo de cerca algo que muchas veces pasa desapercibido: el libro no perdió vigencia. Todo lo contrario, se transformó y sigue siendo una pieza clave en la formación profesional, en la práctica cotidiana, y también en los vínculos humanos.
Los libros no compiten con lo digital. Como el cine, tienen su propio tiempo y espacio: hay momentos para la pantalla grande y momentos para ver una serie en casa. Con los libros pasa igual. Pueden ser físicos o digitales, largos o breves, teóricos o prácticos. La riqueza está en que conviven y mientras eso ocurra, la elección está en manos de cada lector y de sus preferencias de aprendizaje.
En nuestro país, según una encuesta de la Cámara Argentina del Libro, un 15 % de los títulos publicados pertenece a la categoría “Técnico profesional - universitario”. Esto demuestra que, aun en la era digital, el libro tiene valor para el ámbito educativo.
En la editorial de la Universidad y Hospital Italiano lo vemos todos los días. Publicamos títulos para profesionales de la salud y para la comunidad. Entre nuestros más vendidos están Demanda espontánea, un manual práctico para abordar problemas de salud de aparición reciente en adultos, y el Manual para familiares y cuidadores de personas con Alzheimer, una guía que brinda recursos concretos para el acompañamiento cotidiano. Vendimos casi 1.500 ejemplares el año pasado y cada uno de esos libros fue una herramienta concreta en la vida de alguien.
El hospital es un lugar donde el conocimiento se pone a prueba constantemente. En ese escenario, escribir y editar libros es también una forma de cuidar. De sistematizar lo que sabemos. De tender puentes entre profesionales, pacientes y familias. Porque los libros no son solo fuentes de información: son dispositivos culturales que organizan la experiencia y la transforman en algo compartible.
Nuestros libros respiran el ritmo del pasillo, del aula, del consultorio y por eso, quizás, son tan valorados. No somos una editorial médica más, nacimos y crecimos dentro de un hospital y eso no nos hace mejores, pero sí distintos.
Este 23 de abril, más que celebrar el libro, quisiera reflexionar sobre cómo en un contexto donde las formas de aprender se multiplican, los libros, ya sean en papel o en formato digital, siguen siendo aliados fundamentales para comprender, acompañar y transformar la realidad.
Esteban Rubinstein es director de la editorial de la Universidad y Hospital Italiano. Es la única editorial de un hospital que existe en toda Hispanoamérica.