Algunos lugares parecen salidos de un cuento. No porque tengan castillos o dragones, sino porque despiertan algo especial con solo poner un pie allí. En Bariloche, hay uno que lleva un nombre curioso y una energía aún más particular: la Cascada de los Duendes. No se trata de un parque temático ni de una escenografía; es pura naturaleza. Y aunque no hay garantía de toparse con duendes de verdad, la sensación de estar en un rincón mágico es muy real.
El viaje hasta este sitio no demanda experiencia de montaña ni equipamiento sofisticado. Es más bien un paseo corto, entre árboles centenarios, trinos de aves y el sonido constante del agua. Ideal para quienes buscan desconectarse sin ir demasiado lejos, pero también para las familias que quieren regalarles a los más chicos una pequeña aventura en el bosque.
Y aunque el nombre pueda sonar a leyenda, la belleza de este lugar es bien concreta: un sendero sencillo, un bosque nativo que invita a la contemplación, y una cascada escondida entre raíces y troncos que sorprende por su frescura y serenidad. Un plan de medio día que puede combinarse fácilmente con otros paseos cercanos, y que deja la sensación de haber descubierto un secreto bien guardado.
Cascada de los Duendes
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Dónde queda la Cascada de los Duendes
La Cascada de los Duendes se encuentra a unos 16 kilómetros del centro de San Carlos de Bariloche, dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi. El acceso más directo es desde Villa Los Coihues, una pequeña localidad que se asienta en el extremo norte del Lago Gutiérrez. Una vez allí, solo hay que dirigirse al puesto de control de Parques Nacionales, donde es posible estacionar el vehículo y comenzar la caminata hacia la cascada.
Este paseo forma parte de una red de senderos bien señalizados que recorren el entorno del lago y sus alrededores. El trayecto a la cascada tiene apenas 400 metros, por lo que se vuelve muy accesible para visitantes de todas las edades.
Qué puedo hacer en la Cascada de los Duendes
El principal atractivo es, por supuesto, la caminata hasta la cascada. Pero no es solo el destino lo que vale la pena: el camino en sí es parte de la experiencia. Entre coihues, alerces y cipreses, el sendero se abre paso acompañando el curso del arroyo Pescadero. A lo largo del trayecto hay carteles interpretativos que permiten conocer un poco más sobre la flora y fauna del lugar.
Aunque se trata de un sendero fácil, es recomendable llevar calzado cómodo: la superficie es irregular y hay raíces expuestas. También es importante tener en cuenta que el acceso a la parte alta de la cascada está prohibido por seguridad.
Desde el mismo punto de partida, quienes tengan más ganas de caminar pueden extender el paseo hasta el Mirador del Lago Gutiérrez (a 1 km) o llegar incluso hasta la Playa Muñoz (7 km). Todo depende del tiempo disponible y las ganas de seguir explorando.
En promedio, la visita a la Cascada de los Duendes toma entre 30 minutos y una hora y media, dependiendo del ritmo del grupo y de cuánto se detengan a disfrutar del entorno.
Cascada de los Duendes
Jennifer Alka Photography
Cómo llegar a la Cascada de los Duendes
Hay dos maneras de acceder: en vehículo particular o en transporte público. Para quienes elijan la primera opción, el trayecto desde el centro de Bariloche hasta Villa Los Coihues toma alrededor de 25 minutos. Allí, el auto se puede dejar estacionado cerca del puesto de guardaparques. Desde ese punto, basta seguir las señales de madera que marcan el inicio del sendero.
Si se opta por el transporte público, se debe tomar el colectivo número 50, cuyo recorrido finaliza justamente en Villa Los Coihues. Desde la parada hasta el inicio del sendero hay unos minutos de caminata, por lo que conviene calcular el regreso teniendo en cuenta los horarios del colectivo.
Sea cual sea el medio elegido, el acceso es simple y no requiere ningún tipo de registro previo. Tampoco se necesita guía: la senda está bien demarcada y es muy fácil de seguir.