Un hombre fue mordido por un vendedor ambulante: la historia viral con un final inesperado

El agresor golpeó a un perro y eso desencadenó una pelea con el dueño. La situación terminó con una denuncia penal y con el intendente de la localidad involucrado.

Un turista denunció haber sido mordido por un vendedor ambulante en Pinamar. La discusión se desencadenó cuando el trabajador le pegó con un palo al perro del hombre que disfrutaba de sus vacaciones en las playas de la localidad balnearia.

Tras el hecho, Néstor, la víctima de la situación presentó una denuncia penal y difundió lo que le pasó en redes sociales. Ante la confusión una usuaria recalcó que "el que mordió a Néstor no fue un perro, si no que fue el vendedor" compartiendo la imagen del documento junto la foto de la mordedura y del atacante en cuestión.

mordedura pinamar

De acuerdo al relato que apareció en Twitter, el violento hecho se dio cuando el vendedor de jugos entró a la playa a alta velocidad con una camioneta con la que traía el tráiler y casi pisa al perro de Néstor. Ante el reclamo del hombre, el agresor se bajó con un palo y le pegó a su mascota. Acto seguido, el dueño del animal lo quiso defender de los golpes, pero el otro lo mordió.

El usuario pidió que el intendente de Pinamar, Martín Yeza, le revocara la concesión al juguero, a lo que varios se sumaron a la petición. Sin embargo el funcionario no se expidió al respecto. Pero el viernes pasado reveló que no dio respuestas por un insólito motivo.

mordida humana.

La persona agredida se había puesto en contacto con él y pidió un encuentro. “Nos dijo que si bien había sido una situación tensa, no quería que nadie perdiera su laburo. Y que estaba para darse la mano con el juguero”, explicó.

https://twitter.com/salvinamusica/status/1613552054550528000

Luego del encuentro entre Néstor y el vendedor ambulante, el funcionario volvió a escribir en la red social: “¿Qué significa esto? Que no todo se resuelve con violencia, ni con una denuncia penal, ni acosando a nadie en redes sociales y menos en la vida real. Darle una chance a la conversación, a escucharnos, a aceptar que todos podemos equivocarnos, puede valer la pena”.

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