Quienes pensaron que la adaptación de Netflix de El Eternauta iba a edulcorarse para seducir a las audiencias globales, se equivocaron feo. No solamente evita las concesiones al paladar del streaming universal, sino que hace gala de una argentinidad al palo que no estaba en los planes ni de los más más fieles seguidores de Bruno Stagnaro, el director de la serie y de obras maestras de la "Argentina real", como Pizza, birra, faso y Okupas.
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Por un lado están todos los gestos esperables de una superproducción de Netflix -gran despliegue de recursos, estupendos efectos especiales- y, por el otro, una labor artesanal de Stagnaro y su grupo de guionistas, que bucearon en lo profundo de la cultura y la historia contemporánea de nuestro país para convertir lo que podría ser solamente un fondo de contexto en un protagonista excluyente de la serie.
Canciones para una invasión extraterrestre
Uno de los elementos que más definen la identidad "argenta" de la serie de El Eternauta es la música. La elección de su banda de sonido es una mezcla de himnos de la música popular y el rock nacional con perlas escogidas del cancionero del indie y el rock barrial del siglo XXI.
La apertura está a cargo -como no podría ser de otra manera- de Manal. El clásico "No pibe", de los pioneros del blues local, es lo que oyen Juan Salvo (Ricardo Darín) y sus amigos cuando van de camino a la partida de truco que compone la icónica escena inicial de la historieta.
Como son todos tipos de cierta edad, a lo largo de la velada -en la que verán caer por primera vez la nieve mortal- no dejarán de hacer sonar otras piezas de rock nacional sesentero y setentero en un viejo tocadiscos onda Winco, en una inconsciente despedida del mundo tal como lo conocieron.
Embed - MANAL EN RED HOUSE STUDIOS: ¨No pibe¨
A medida que las cosas se complican, las canciones van acompañando los giros emocionales de los porteños que van descubriendo que eso que parecía una insólita nevada en pleno verano no es otra cosa que una invasión alienígena.
La aparición de personajes jóvenes renueva generacionalmente la playlist y "El magnetismo", un tema de El mató a un policía motorizado, surge de pronto como una excelente síntesis de la desolación que produce la visión de una Buenos Aires arrasada. Su estribillo, grabado en 2011, parece haber sido escrito especialmente para El Eternauta:
Eh, ¿quién te va a cuidar?/ En este mundo peligroso/ Tenemos que estar juntos/ ¿Quién detendrá a la turba iracunda si no estoy con vos, nena? / Con este magnetismo que sigue bajando, nena
Embed - El mató a un policía motorizado - El Magnetismo (Video oficial)
Intoxicados abre el tercer capítulo con "Fuego", en un flashback de plaza conurbana en la que unos pibes juegan al futbol con mochilas de Rappi haciendo de arcos, apenas unas horas antes de que se desate la catástrofe. Mientras que "El temblor", de Soda Stereo, lo cierra, sonando en la casetera de un viejo auto, cuyos ocupantes están a punto de descubrir que la nevada mortal fue apenas el prólogo de la invasión.
Finalmente, dos de las escenas más intensas de los primeros capítulos están ambientadas magistralmente con la voz de Mercedes Sosa interpretando "Cambia, todo cambia" y "Credo". Esta última, escrita por Ariel Ramírez para su "Misa criolla", da título a uno de los episodios y funciona como una desgarrada apelación a la fe en medio del apocalipsis.
Embed - Intoxicados - Fuego (video oficial) [HD]
De Malvinas a las asambleas del 2001
En el contexto de hermetismo con el que Netflix ha manejado la información sobre la serie, lo que hace rato se sabía es que las acciones transcurren en el presente, y no en la Buenos Aires de la década de 1950 en la que está ambientada la historieta.
La decisión de llevar el relato a nuestros días abrió las puertas para que entraran elementos de la historia reciente de nuestro país, que es, sin duda, uno de los grandes hallazgos de la adaptación. Las referencias no son gratuitas ni gestos de corrección política: se incorporan con total naturalidad y sentido común dentro de lo que uno imaginaría que pasaría en una situación así si se volviera real.
Los veteranos de Malvinas, por ejemplo, devienen indispensables en un escenario de vacío de poder y agresión externa. Por más oxidados que estén, constituyen un colectivo que sabe de armas y maneja conceptos de organización militar, fundamentales para la guerra de guerrillas que comienza a gestarse contra el ejército extraterrestre. Una revancha desde la ficción para los excombatientes, que pasan de olvidados a primordiales de un día para el otro.
Otra referencia llena de sentido es a la crisis del 2001. Cuando todo colapsa, los sobrevivientes comienzan a organizarse en los barrios, ante la desaparición literal del Estado. La urgente necesidad de intercambio de experiencias y toma de decisiones hace que muchos vecinos apelen inevitablemente a los métodos asamblearios de la Argentina de comienzos de siglo XXI.
Una historieta revolucionaria
En la historia de la historieta argentina, pocas obras han logrado capturar la complejidad de una época, la profundidad política y la universalidad de un relato como El Eternauta. Con guion de Héctor Germán Oesterheld y dibujos de Francisco Solano López, esta historieta publicada por entregas entre 1957 y 1959 en la revista Hora Cero Semanal no solo se convirtió en un ícono del cómic nacional, sino que alcanzó el estatus de culto a nivel mundial.
La historia comienza de manera insólita y perturbadora. En un Buenos Aires de mediados del siglo XX, una nevada luminiscente y letal cae sobre la ciudad. Juan Salvo, un tipo común que vive en los suburbios, junto a su familia y un grupo de amigos –Favalli, Lucas y Polsky– logra sobrevivir a este fenómeno inédito que resulta ser la antesala de una invasión extraterrestre. Así arranca la travesía que los llevará desde su casa hasta el corazón de la ciudad, en una lucha por la supervivencia y la resistencia ante un enemigo que no siempre muestra un rostro reconocible.
Este relato inicial ya marcaba una diferencia radical con el modelo de héroe tradicional de la época. Juan Salvo no es un superhombre, sino un "hombre común" enfrentado a lo extraordinario, acompañado siempre por un grupo: el verdadero protagonista de El Eternauta es el colectivo. En un mundo asediado por fuerzas descomunales, es la acción conjunta, la organización popular y la solidaridad lo que permite resistir.
El legado de Héctor Germán Oesterheld
Nacido en Buenos Aires en 1919, Héctor Germán Oesterheld fue mucho más que un guionista de historietas. Formado como geólogo, incursionó primero en la literatura infantil y la divulgación científica, para luego revolucionar el mundo del cómic argentino con una obra profundamente humanista, cargada de pensamiento crítico y sensibilidad política.
Junto a su hermano Jorge fundó la editorial Frontera, epicentro de lo que se conocería como la “edad de oro” de la historieta argentina. Desde allí surgieron títulos fundamentales como Ernie Pike, Sherlock Time, Mort Cinder y El Eternauta.
Con el paso del tiempo, la figura de Oesterheld se volvió inseparable de su compromiso político. En los años 70, adhirió a la lucha armada y escribió desde la clandestinidad hasta su secuestro en abril de 1977. Nunca más se supo de él ni de sus hijas. Su desaparición fue uno de los golpes más duros que recibió la cultura argentina bajo la dictadura.