A lo largo de los años, grandes artistas del mundo de la música han intentado cruzar el puente hacia la actuación y muchos lo hicieron con éxito. Lady Gaga, Justin Timberlake, Harry Styles, Cher, Jennifer López y Barbra Streisand son algunos ejemplos de intérpretes que incursionaron en el cine y lograron hacer una carrera actoral. Sin embargo, no todos consiguen dominar esa multifaceta, y The Weeknd es uno de esos casos.
El cantante llega a los cines con Hurry Up Tomorrow: Más allá de los reflectores, película que protagoniza, coescribe y produce, y cuya banda sonora oficial incluye su último álbum. En esta nueva apuesta se presenta con su nombre real, Abel Tesfaye, e interpreta una versión ficticia de sí mismo.
La trama se centra en una superestrella solitaria que lucha por continuar su gira de conciertos tras una devastadora ruptura, acompañado por su mejor amigo y manager (Barry Keoghan), quien intenta mantener su carrera a flote mientras todo parece desmoronarse. En medio del caos emocional, Abel conoce a una fan (Jenna Ortega), cuya presencia desencadena una serie de eventos tan extraños como reveladores, llevándolo a enfrentarse con sus propios fantasmas.
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Barry Keoghan interpreta a Lee, el manager de Abel Tesfaye.
The Weeknd es una de las figuras más influyentes y exitosas de la música contemporánea. El artista canadiense vendió más de 75 millones de discos y sencillos a nivel mundial; tiene más de 116,1 millones de oyentes mensuales en Spotify y fue galardonado con múltiples premios, incluyendo Grammys, Billboard Music Awards y American Music Awards.
En definitiva, es un tanque en la música global, por eso no sorprende que un artista de semejante calibre quiera expandirse artísticamente. ¿El problema? Ya lo intentó antes: tuvo una prometedora aparición en Uncut Gems (2019), pero después se lanzó a la pantalla chica para protagonizar The Idol (2023), que terminó siendo cancelada y él, fuertemente criticado. Ahora con Hurry Up Tomorrow repite la fórmula fallida de la serie de Max.
La pregunta acá es inevitable: ¿basta solo con tener talento musical para triunfar en la actuación? Algunos de los aspectos a destacar de la película es su fotografía y, principalmente, su soundtrack (algo bastante lógico, tratándose de un cantante tan exitoso). A nivel de marketing, este proyecto audiovisual resulta una estrategia efectiva, ya que invita a seguir escuchando su música una vez terminada la proyección.
Sin embargo, una película es mucho más que su banda sonora. Y en Hurry Up Tomorrow hay muchas falencias en cuestiones técnicas: desde una mala dirección y un guion bastante carente (que Abel mismo coescribió en conjunto con Shults), hasta un montaje que por momentos resulta cómico y actuaciones que no terminan de convencer.
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Jenna Ortega coprotagoniza la película con su personaje de Anima, una fan que toma decisiones desmedidas.
Si bien The Weeknd decepciona, uno espera que el resto del reparto “salve” el filme. Y aunque Barry Keoghan aporta lo suyo, ya que hace una convincente interpretación, no termina de deslumbrar porque la historia principal se centra en los personajes de Jenna y Abel, dos personajes con falta de desarrollo puestos en una historia muy poco elaborada. Es, sin duda, un trabajo muy flojo.
Con una clara influencia en el estilo de David Lynch, la cinta tiene un sinsentido de escenas que nada aportan a la narrativa y que podrían resultar mejor como un videoclip extendido en lugar de un largometraje. No se comprende del todo lo que quiere transmitir, y deja expuesto el gran ego que tiene el intérprete. Pero quizá los más fanáticos del cantante puedan conectar con su visión artística, por lo que deberán juzgarla por su cuenta.
La película llega a los cines de todo el país este jueves 29 de mayo.