Un agravio a Juan Pablo II y Samoré que no será gratis

El faltazo oficial al acto en el Vaticano por los 40 años del acuerdo del Beagle es un insulto a quienes mediaron por la paz entre Argentina y Chile.

No es gratis agraviar al santo papa polaco. Encima por un tratado por la paz que en su momento ratificó el 82 por ciento del pueblo argentino. Pero la postura guerrerista de Milei confirmó el refrán popular: “No hay mal que por bien no venga”. Es que el agravio del gobierno nacional al Vaticano, y sus papas, terminó unificando, como nunca antes había ocurrido, al amplio y complejo mundo católico, apostólico y romano.

La diplomacia del Presidente ofendió en primer lugar al papa más popular del siglo XX y a quien fuera su exitoso diplomático, el cardenal Antonio Samoré. El insulto en modo diplomático tuvo lugar el pasado lunes 25, al ausentarse el canciller Gerardo Werthein del acto en el Vaticano por los 40 años del acuerdo de paz argentino/chileno, tras el conflicto por el canal de Beagle.

El Papa Francisco siguió adelante con el homenaje. Él sabe, y nos demuestra con su acción, que se lucha por la paz. Sin armas, claro, pero se combate con acciones fraternas, contundentes y públicas. Así fue que sostuvo el encuentro, pese a que por reglas de la diplomacia no debería haber ocurrido quedar expuesto en el destrato.

Pero la humillación que intentó provocar el Gobierno para el Vicario de Cristo fue una oportunidad para poner blanco sobre negro. El Presidente y el canciller lanzaron un cohete contra el Santo Padre argentino, que blindado por el Espíritu Santo les devolvió un bumerán de paz.

San Juan Pablo II duró 26 años y fue elegido Papa en 1978. Recién llegado al sillón de Pedro su primera victoria diplomática fue mediar entre los gobiernos dictatoriales de Pinochet y Videla para evitar la guerra por el canal de Beagle. Primó el arbitraje papal, vía un mensaje en la tarde del jueves 21 de diciembre del ’78, cuando las tropas argentinas ya estaban movilizadas hacia Chile.

Mapa

Pero fue recién el 29 de noviembre de 1984, en la Santa Sede, motorizado por el cardenal Samoré, que se sentaron entre Karol Wojtyla los cancilleres, el chileno Jaime del Valle y el argentino Dante Caputo, para firmar el acuerdo delimitador de fronteras al extremo sur del continente americano, en el verdadero fin (o inicio) del mundo.

El pueblo argentino, en democracia, había votado por la paz en una consulta popular no vinculante. Luego vendrían las ratificaciones por ley en el Congreso Nacional y por el poder Ejecutivo. Finalmente, en 1985 quedó ratificado el tratado por las delimitaciones marítimas en el estrecho de Magallanes.

La diplomacia del Papa Francisco es formal, sus embajadores o nuncios coordinados por una Secretaría de Estado en manos de un cardenal italiano, Parolin, un segundo que planifica los viajes papales, Peña Parra, venezolano, más su “canciller” Gallagher, el inglés.

Plaza por La Paz

También se mueven otras redes católicas e incluso de otras creencias. Los laicos, que no son empleados de la Curia Romana, comprometidos en la patria de Jorge Mario Bergoglio están activos y él está enterado. Entre ellos los “ecuménicos por la paz” que impulsa el movimiento "Rezá x mí", en una campaña pacificadora, de rezo ecuménico y plantar un olivo, que tendrá una nueva acción este próximo lunes dos de diciembre, en Plaza Lavalle, frente al Palacio de Justicia, en el microcentro porteño.

También la comunidad San E’gidio con el apoyo de otros sectores se está alistando para el próximo 17 de diciembre, día de nacimiento del Papa Francisco, para regalarle un acto por la paz.

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