Son muchos los jugadores que pasaron por River a lo largo de su historia, surgidos de las inferiores o llegados desde otro club, y algunos son más recordados que otros. Entre ellos, uno fue protagonista de una tragedia que conmovió al club pero no todos conocen: murió a la salida de un entrenamiento.
Se trata del delantero Carlos Gabriel Batista, de 21 años, quien se había formado en las inferiores del club y debutó en Primera el 19 de agosto de 1990, por la primera fecha del Apertura, bajo la dirección técnica de Daniel Passarella. Solo llegó a jugar cuatro partidos antes de su muerte.
El sábado 27 de octubre de ese mismo año, Batista participó del último entrenamiento antes del partido con Huracán que se jugaría el domingo. Salió del Monumental en su auto por la avenida Cantilo pero, a 700 metros del estadio, fue impactado por otro vehículo, cayó al arroyo Medrano y falleció.
Carlos Batista en River
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La historia de Carlos Batista
Formado en las inferiores de River, Carlos Batista tuvo la oportunidad de debutar en el Apertura 1990, el primer torneo corto de la historia del fútbol argentino, que se jugó en el segundo semestre del año. En ese momento, el club también disputaba la Copa Libertadores y Passarella optó por una formación alternativa para el campeonato local.
El delantero jugó las cuatro primeras fechas (ante Español, Talleres, Racing y Mandiyú) y dejó muy buenas impresiones entre los hinchas y el periodismo. Pero después de que River quedara eliminado de la Libertadores en septiembre, perdió terreno ante los habituales titulares y volvió a la Reserva, aunque siguió destacando: convirtió el 1 a 0 para derrotar a Boca en el Superclásico.
El 27 de octubre de 1990, después de entrenar, Batista salió del Monumental en un Ford Sierra en el que también viajaba Claudio Lamaestra. Mientras circulaba por la avenida Cantilo, un BMW lo impactó desde atrás; el auto rompió la contención y cayó desde 7 metros de altura al arroyo Medrano.
Carlos Batista en River
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Los dos ocupantes fallecieron en el acto, al igual que una joven que viajaba en el BMW. Los bomberos necesitaron una grúa y dos horas para recuperar los cuerpos. Según reportó Solo Fútbol, el propio Passarella se acercó a la comisaría para reconocer el cuerpo de Batista. El plantel estaba devastado.
"Estamos conmovidos. Era una magnífica persona, más allá de sus cualidades futbolísticas. Un chico preparado, tenía estudios, ubicado, educado. Tenía un gran futuro, no solo como futbolista", aseguró el DT. Durante el partido con Huracán, los hinchas lo recordaron al grito de "“Se siente, se siente, Batista está presente".