El evento será este martes en Pensilvania, uno de los siete estados bisagra que pueden definir la elección de noviembre, y se transmitirá en vivo. Cuáles serán las reglas y estrategias y qué temas se abordarán.
Este es el único debate previsto entre Harris y Trump antes del 5 de noviembre.
Los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump, debatirán por primera y quizás última vez este martes en Pensilvania, uno de los siete estados bisagra que pueden definir la elección de noviembre, a la que llegan virtualmente empatados en las encuestas.
El expresidente y la actual vicepresidenta nunca se han visto en persona. Ella no participó del primer debate presidencial que tuvo lugar el 28 de junio, ya que en ese entonces el candidato demócrata aún era Joe Biden, y no hay otro evento programado antes del 5 de noviembre, por lo que podría ser la única vez que se enfrenten.
El debate tendrá lugar el martes 10 de septiembre en el National Constitucional Center de Filadelfia desde las 21, hora local (las 22 de Argentina). Durará 90 minutos y será retransmitido por ABC, una decisión que Trump cuestionó por considerarlo "el peor canal en términos de parcialidad" y "el más deshonesto".
Los candidatos no podrán consultar notas durante el debate, el tiempo de uso de la palabra se cronometrará estrictamente y no habrá público en el estudio. Solo estará abierto el micrófono del candidato que hable, una iniciativa que Biden propuso en junio y que los republicanos decidieron mantener, reportó AFP.
Además, ni Trump ni Harris tendrán acceso a las preguntas antes de que comience el debate. Los temas que se abordarán incluyen la economía, la política exterior (con especial foco en la invasión rusa a Ucrania y la guerra en la Franja de Gaza), salud, educación, inmigración y el aborto.
La vicepresidenta Kamala Harris se encuentra recluida desde el jueves pasado en un hotel de Pittsburgh, a unas cuatro horas de viaje de Filadelfia, y está dedicada por completo a preparar su intervención en el debate. Su equipo de campaña montó una réplica del escenario y las luces que se utilizarán el martes.
Para que la experiencia sea lo más realista posible, el equipo de asesores incluye a un actor de método que interpreta a Donald Trump hasta el más mínimo detalle, desde sus gestos y forma de hablar hasta el traje y la corbata larga, según reveló New York Times.
Trump, por el contrario, aumentó sus apariciones en público en los últimos días. Su equipo no habla de "preparación para el debate" sino de "tiempo de políticas", lo que en concreto se refiere a sesiones donde sus asesores se sientan frente a él y comienzan a hacerle preguntas sobre distintos temas.
Según fuentes cercanas a los candidatos citadas por el Times, la estrategia de Harris será presentarse como "serena y presidencial" frente a un público que no la conoce tanto y, a la vez, buscará exponer los aspectos más agresivos y caóticos de la personalidad de Trump.
Este tema preocupa al equipo del republicano ya que mostrarse "demasiado agresivo" fue lo que lo perjudicó durante el debate de 2020 frente a Biden. En privado, el magnate ha calificado a Harris de "tonta" y se ha referido a ella con términos misóginos, algo que sus asesores temen que pueda volver a hacer durante la transmisión.
Según el sitio especializado en sondeos Decision Desk HQ, "Kamala Harris tiene un ligero margen de ventaja sobre Donald Trump en las encuestas nacionales, pero todos los estados indecisos están muy ajustados". Estos siete estados bisagra son Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin.
"Hay más en juego para Harris que para Trump porque él ya es muy conocido, mientras que ella todavía tiene que explicar quién es a la mayoría de la gente", señaló Mark Feldstein, analista de medios de la Universidad de Maryland, a la agencia AFP.
Rebecca Gill, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Nevada, consideró que el "superpoder" de Trump es "ocupar e invadir el espacio" y "los estadounidenses tendemos a querer presidentes que son dominantes". En cambio, Harris tendrá que luchar contra la percepción sexista "según la cual una mujer que se afirma es estridente".
Para Gill, la vicepresidenta debería aprovechar su experiencia como fiscal frente al magnate, quien fue condenado penalmente. Es decir, actuar como en un tribunal, donde hay que "parecer fuerte pero no vengativo, ser capaz de distanciarse del plan preestablecido para reaccionar a lo que dicen los testigos".
Flavio Hickel, politólogo del Washington College, consideró que "la fuerza" de Trump "proviene de sus digresiones inconexas que desestabilizan a sus oponentes". "Si yo fuera Harris, no perdería el tiempo desmontando cada afirmación falsa de Trump", aconsejó Andrew Koneschusky, exportavoz del senador demócrata Chuck Schumer.
Los analistas no coinciden respecto a la influencia que tendrá el debate en la decisión de los votantes. Mientras algunos creen que será "decisivo y esclarecedor", otros consideran que "la gente que lo ve ya tiene preferencias muy fuertes". "No tienen motivos para correr grandes riesgos", resumió a AFP el comentarista Joshua Zive.
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